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miércoles, 17 de abril de 2024

Repaso

 Y llegué a la adolescencia, no me di ni cuenta. 

La adolescencia duró, y a los veintidós no tenia ausencia. 

Un adolescente tranquilo, aprendiendo cosas con los amigos pervertidos. 

Pero traté dar avanzada, sin tanta maña.

En esa etapa, casi juré, no me enamoraría, pues no le haye motivos. 

La juventud despertó con la hora avanzada, más yo no despertaba. 

Nuevos amigos me enseñaron a defustar del sabor de una cerveza, alcohol y del vino, me sumergí de apoco, lo saboree, ya no era cosa extraña. 

Pero aún sin madurar traté de ser fiel a mis conceptos de respeto.

Pero vaya que aparecieron señoritas a quienes no les importaba nada de eso, me encaminé en la piel y los deseos  

Pero nunca satisfechos, y me enamoré queriendo y sin querer, de la amiga, de la que quizo ser mi mujer. 

No, dijo ella, ella es mi amiga, aunque quiero, yo soy verdadera amiga. Pero con la mujer, parecía que todo iba de juego. 

No, no me puedo enamorar, tratando de convencerme que no fui hecho pa esos enredos. Y llego entre tanto, una amiga mía, que pidió derechos. 

Bueno, es lo que quiere; que no importe si ni siquiera hay una cama. Total, ella quiere comprobar si es o no verdad, algo que de mi le dijeron.

Difamación, chisme, no sé que buscó aquel varo, que yo fui amante de un guapo muchachon y que las mujeres no las toco yo.. Mentiras, es alguien que ni conozco yo.

Ella obtuvo lo que buscó, una maraña que creció, más problemas, pero me olvidé del amor.

La madurez parecía que se escapó, un eterno joven que no creció, pero el tiempo pasó y sentimientos extraños aunque no del todo desconocidos.

Como un torrente, a la piel, la mente y al corazón inundaron. Extraño, extraño. 

De esto tan extraño, aunque no desconocido, no me puedo estar enamorando. 

El impase, de adolencia a juventud y de juventud con madurez, dejaba espacios vacíos, en donde cabían nuevas emociones para sentir.

Abriendo puertas por error, no queriendose enamorar.

Sí que se enamoró, pero fue el más grave error,  ahora entendió, por qué su subconsciente le decía, no te enamorés vos.

Pero cuando se encienden la piel, cautividad sensaciones que atrapan al corazón y ya no se hace caso a la razón. 

Y se enamoró éste mi corazón, se equivocó, probó jugar con fuego extraño que casi lo carbonizó, grave error. 

Hoy si pude decir, ¡ay!, como duele entregar amor.

¿Pero ya paso, será que vuelvo a caer enamorando y fuera de cualquier error? ¡Ay amor!