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LA ODISEA DE UN SECRETO -- Novela

No soy  escritor lo que escribo es como pasa tiempo y se publica sin ediciones.
Si quieres únicamente leer esta dis- que novela, adelante tienes mi permiso, que lo disfrutes si se puede.



Un secreto
Ángel de Luz Ferrara Herrero, nació el veintiocho de abril.
Cuando nació,  sus padres se maravillaron del bebe que habían procreado, una criatura hermosa hasta más no poder, ojos grandes y verdes grisáceos con vetas azules, transparentes como cristal, piel de durazno, blanca y rozagante, de cabellos dorados, los padres de Ángel  de Luz estaban encantados con el fruto de su amor, con la impresión que tuvieron, decían ellos era como ver un querubín, un ángel de Dios, por lo que dispusieron a llama a su bebe Ángel de Luz, estos padres  tan emocionados, veían  crecer a su retoño, con entusiasmo, esclavos por derecho de heredad, eran los padres de Ángel de luz, Jacinta Herrero y Daniel Ferrara sus nombres, ni una pizca de importancia, tenían esos nombres.
Sus dueños, hipócritas inmisericordes, vestidos de apariencia de piedad, el ama Judith Blackwood y  el amo Richard de Flades, hijo de familia con título de monarca de Constantinopla, pudiente hasta más no poder.
Jacinta como esclava sabía lo que era crecer como mujer esclava, si un amo deseaba fornicar a la esclava, lo hacía cuando le placía, al momento o la hora que lo quisiera, o la vendia al mejor postor, en fin era su dueño, ella lo sabía muy bien, y para dejar de sufrir aquellas violaciones, Jacinta había ideado un plan para evitar ser violada cuando al amo le placía, Jacinta se dio cuenta que las esclavas con defectos no eran torturadas con la misma tortura, eran como desechadas, y con sedimentos y otras especies,  se hacia un tipo de mascara, para parecer despreciable a los amos, su rostro parecía marcado y horrendo y  su cuerpo ya estaba marcado por el látigo del amo y del capataz, este plan dio resultado, con la ayuda de una amiga logro alcanzar el cometido, el amo cayó y creyó que un accidente había ocurrido a su esclava, después de un extenso viaje la encontró despreciable, no le dio importancia y se olvido de ella como mujer.
Jacinta rogaba por un esposo, para darle su amor, entregarle su pasión y amor, con deseo consensuado, entonces llegó Daniel un hombre que lleno sus expectativas, Daniel la llenó de amor, sin importar que fuesen unos esclavos, aunque en su apariencia no lo parecían, Vivian una vida llena de muchas esperanzas y pasiónes.
Pasaron los años, Los de Flades  Blaclkwood se mudaron de Portugal a América central, la madre de Richard, viuda, entregó  la pareja de esclavos jóvenes a su hijo, Todos  llegaron a América y se establecieron, con la ayuda de la madre de Richard, fue en América en donde Jacinta concibió  y dio a luz a, Ángel de Luz, su unigénito.  Rogaba que su criatura  tuviera un poco de paz, mientras llegaba a una edad donde pudiera defenderse, Daniel también rogaba por lo mismo, ambos soñaban que su pequeña criatura creciera libre sin esclavitud.
Secretos mortales circundaba a aquella pareja de  esclavos, un profundo secreto   que guardaron a sus amos, sus amos no podían enterase de aquel gran secreto.
El tiempo transcurría día a día.
Qué hermoso niño te ha regalado la providencia Jacinta, le dijo Richard a su esclava, nunca en toda mi existencia he visto nacer una criatura tan bella dentro de los esclavos, decía el ama, con envidia y recelo a ver la hermosa criatura llamada, Ángel de Luz, mientras, Jacinta les servía la comida a sus amos en el comedor principal que daba al exuberante jardín de flores exóticas e importadas, colmado de árboles frutales de toda clase, de arboles aromáticos, especias y un laberinto de cipreses al final de aquel hermoso paisaje. Me alegro por ti y por tu hijo, - le dijo Judith a Jacinta – Mientras aquella criatura solo podía contemplar aquella belleza, sentado en su cajoncito de madera, como preso para que no molestara a los amos, tampoco tenía permiso para jugar en los hermosos jardines, a pesar del espacio en aquella mansión, él solo está limitado a estar cerca de su madre mientras crece y al crecer entonces poder entender lo que podía y lo que no podía hacer en aquella mansión, de todas manearas, siempre viviría como encarcelado, Jacinta solo podía asentir con la cabeza, no le esta permitido hablar a los amos, solamente que ellos se lo permitieran.
Como quisiera tener tu dicha, -dijo Judith con una sonrisa empañada por tristeza-, pero  le han negado la dicha de dar frutos a mi vientre, pero estoy feliz por ti, decía el ama, con aquella fingida facilidad de siempre, como si lo dijera con amor, o sinceramente, -Richard también dijo-, pero podríamos criar a tu hijo como nuestro, si tu nos lo regalas, -dijo Richard, mientras a Jacinta se le estremecía todo su cuerpo y el corazón se le hacía pequeño y los ojos se le agrandaban, sabiendo que si sus amos resolvían quitarle a su bebe, no podrían hacer nada, para evitarlo,-¿Qué dices Jacinta?- preguntó Richard, mientras a Judith le brillaron los ojos por la idea, dijo-Puedes responder,  mientras mojaba un pedazo de pan en la miel y se lo llevaba  a la boca. Perdonen mis señores por la respuesta que he de dar, pero ya que se me ha permitido hablar, les diré que solo muerta les entrego a mi criatura, pues los hijos no se nos son dados para  regalarlos como a las mascotas o los objetos. -Dijo Jacinta-
Ves Richard, por eso no se debe permitir la palabra a los esclavos, dijo el ama, mientras partía un bistec,
No entiendo de tu repuesta tan ofensiva, si nosotros te estamos haciendo una pregunta de buena voluntad, y no entiendo del porque de esa respuesta tan abusiva, lárgate de aquí, eso nos pasa por querer ayudar a quien no se lo merece, vete a tu qué Hacer, que andas de ociosa- dijo Richard-
Jacinta pensaba en sus adentros, si no los conociera yo que son unos hipócritas nada de bueno hay en ellos, son mala gente, Jacinta se retira a la cocina a terminar lo que había dejado inconcluso, y desde entonces se le incrustó el temor de que sus amos hicieran lo que estuviere a su alcance para arrancar a su bebe de su lado, aquel temor se incrusto en su alma, por lo que no le perdía ojo a su peque, nunca lo dejaba solo y siempre que salía lo llevaba consigo a donde fuera enviada, no importaba el peso extra, prefería cargas más peso a dejar a su hijo solo en casa con los demás esclavos y  con sus amos y si por razones fuera de su poder debido a su condición, dejaba a su peque, lo dejaba recomendado a su mejor amiga, Raizad, una hermosa mulata de ojos verdes, nacida en casa de los  de Flades. Se rumora que Raizad es hija de un hacendado Turco de las afueras, quien alquilo a  Yuma, la madre fallecida de Raizad, fue alquilada a Richard de Flades, por unos días, se dice que Richard cobro un alto precio por Yuma la negra hermosa, virgen y sin marcas, solo tenía en su piel, la marca de posesión de esclava que pertenece a Richard, También se dice que Richard la vendió ya que la señora Judith, nunca le ha permitido allegarse a sus esclavas, ella quiere creer que no lo hace, mas no conoce a su esposo, y como Yuma estaba muy cerca de su ama y era la doncella particular, Richard no tenia oportunidad con Yuma, por eso la vendió al hacendado turco de las afueras y después de esos días, Yuma regreso en cinta, Raizad a pesar de estar marcada como esclava, tiene un trato especial preferencial en la hacienda, pues el turco sabe que es su hija y pasa buen dinero a Richard para que cuide de ella, por el momento no puede reconocerle  como hija pues es hija de una esclava, pobre Raizad, le pasa como  muchos de los esclavos algunos nunca llegan a saber quién es su verdadero padre, por esta razón Jacinta podía dejar a su bebe con Raizad es su mejor amiga, eran como hermanas, la amistad y el amor que las unía era tan grande como si el destino les hubiera dado hermanas de diferentes razas  y madres, con ella había un poco de seguridad ya que el plan era que Raizad saliera de casa mientras el bebé estuviera con ella y mientras Jacinta regresaba de la encomienda que le daban sus amos.
A la señora Judith, le quedo prendida la idead de apoderarse de aquella criatura y desde aquel momento, estaba trazando plan para quedarse con el esclavito, decía ella, y no había oportunidad en la que recordara a sus esclavos, aquella propuesta que fue hecha aquella vez a Jacinta, Judith veía que la criatura no perdía su rubor y su galanura, decía ella que posiblemente, no era hijo de Daniel, tal vez Richard la había vendido a algún viejo hacendado solitario y por eso aquel bebe era tan hermoso, debe ser de buena sangre se decía ella, y estas ideas le hacían querer apoderarse de la pequeña criatura, pues si se llegaba a enterar quien es el padre de ese bebe, podría sacarle mucho provecho, estos eran sus pensamientos, ciertamente de mi marido no es, decía Judith, pues mi marido no tiene buena su semilla, si no, yo ya hubiera quedado preñada, se decía a ella misma, además mi esposo tiene lo suyo, pero no es tan hermoso como para ser padre de  ese bebe, se decía  Judith a sí misma y también lo decía cuando compartía con sus mas intimas amigas, en el momento del chisme, en los momentos sociales  que decían ellas, pero más que socializar se dedicaban al chisme y a trazar planes para descubrir las infidelidades de sus esposos  y de los esposos de las demás del pueblo.

Un día por la mañana mientras Jacinta limpiaba uno de los kioscos del jardín, se  acercó la señora Judith, a ponerle que más hacer.
-Necesito mañana hagas el mercado, y aproveches para ir con Dalia de Rossi, la del barco comerciante, que te va a dar unas especias que me trajo de India para el banquete del próximo mes, si quieres puedes llevarte a Raizad contigo para que te ayude.
-Como Jacinta tenía a su hijo junto a ella, le dijo la señora- ¡Que grande esta tu hermoso bebe! Y como siempre te digo, no parece que fuera tu hijo, Cuando vas a entrar en razón y me lo das a mi, yo le puedo criar como a un hijo, piensa también que te puedo dar mucho dinero por él. Pero ya dime ¿quién es el padre de ese bebe?, ¡porque Daniel no creo que sea!, vamos habla y dime ¿quién es el padre?, dime, dime.
Jacinta dice- Ya que mi señora me permite hablar, déjeme decirle, que como siempre le respondo, mi hijo, ni muerta se lo entrego, el fruto de mi vientre es sagrado, un regalo de la providencia para mí, y no se debe vender como cualquier cosa que se compra del mercado,  al padre de mi hijo conoce usted, ama, a pesar de mi esclavitud y de cómo ha sido mi vida, yo le puedo decir ama, que, le he sido fiel a mi esposo, no todas las mujeres somos iguales.
Judith- ¿A qué te refieres cuando dices, no todas la mujeres somos iguales?, eres una insolente, ¡a ver contéstame! ¡Esclava inútil! –decía mientras la cogía del brazo con firmeza.
Jacinta- Usted preguntó ama, y yo solo respondí a su inquietud conforme al respeto que usted merece de mi y no mentí, ni hable cosa injuriosa, de ninguna manera, -dijo Jacinta mientras lagrimas corrían por sus mejillas por el dolor que le causaba los jaloneos de su ama.
Judith- ¡Insolente, infeliz! no te mando azotar, para que no pierdas la leche y puedas seguir amantando a ese crio, ¡pues de que te lo quito, te lo quito!, -anda ve a callarle, dijo el ama- ya que la pequeña criatura se había asustado al ver como jaloneaban y gritaban a su madre.
Jacinta tomo a su bebe y salió corriendo lejos de la señora abrazando con fuerza a su bebé, confirmando su sospecha, su ama le iba a quitar a su peque a toda costa, Jacinta no podía permitírselo, tendría que hacer algo para poder conservar a su lado a su peque.
Una noche mientras, se preparan los amos para acotarse a dormir.
Judith- Richard, ¿Has visto la galanura del hijo de Jacinta?, ¡No la pierde a pesar de los tiempo, al contrario se pone más bello!
Richard- Como siempre digo mujer, es extraño que de esclavos salgan hijos tan bien parecidos.
Judith- Si es verdad, pero ahora dime, pero en serio ¿a quién se la vendiste?, yo no me trago el cuento de que es hijo del esclavo Daniel, ya dime ¿a quién vendiste esta esclava?
Richard- No mujer a esta nadie la quiere ¿acaso no ves como tiene el rostro?, quien va  a querer pagar por eso, además después del incidente con el turco, sabes que las comerciables las esterilizamos, pero a esta nadie la quiere ¡no ha sido necesario ni esterilizarla!, asusta a los hombres.
Judith- ¿Por qué no me dices la verdad? ¡Hasta puedo creer que es hijo tuyo!
Richard- Como crees mujer, si no la comercializo, con alguien más,  mucho menos la quiero para mi, además yo me basto solamente contigo,  dijo mientras se acomodaba sobre su esposa.
La duda de aquella señora, fue aplacada con la pasión de su esposo, aunque la duda no se fue, disfrutaron aquella noche consumando una y otra vez su deber de pareja, no era muy frecuente, pues como Jacinta sabia y los demás esclavos sabían, ambos tenían sus distracciones por algún lado de la ciudad, o el amo Richard, no necesitaba ir tan lejos, pues en casa el hacía lo que le placía con sus esclavos, la señora procuró siempre que en sus fiestas el hijo de aquellos esclavos se mantuviera en el anonimato, y su cometido había dando frutos ya que muy pocos sabían de la existencia de aquella criatura.

Idelfonso de Rossi, Capitán y dueño del Dalia Marinera, disfruta su vida marinera, en el mar sentía que con su brisa su esposa acariciaba su rostro y desde el cielo le cuidaba en momentos difíciles, era un padre, viejo y solitario pero feliz marinero, al igual que su padre, descendía de un linaje de comerciantes de mar y tierra, su doctor a bordo se llama Rafael Yohansson, su barco un velero descomunal, el cual era herencia de generaciones, a pasar de los años de su barco, el mantenimiento dado lo hacía ser codiciable para cualquiera pues de todos los veleros construidos de esa época solo el Dalia Marinera está vivo y en muy buen estado, decían que el Dalia estaba encantado, que era un barco mágico, por eso había sobrevivido tanto a tanto, cabe mencionar también que no se llama Dalia en honor a la madre de su hija, ¡no!, por casualidad del destino Idelfonso se encontró con Dalia su esposa, el buque se llama Dalia Marinera, pues su tatarabuela, fue la dueña y capitana de aquel precioso y enorme velero y ella se llamaba Dalia Marina de Rossi.
Apocas horas de haber zarpado del puerto de Cádiz, se desata una feroz tormenta el capitán hace sonar y esparcir  alarma, prepárense, todos, que viene una noche de adrenalina pura, recojan las velas cierren las escotillas. El viento arreciaba cada vez más y las olas comenzaron a crecer, y el océano se volvió impetuoso, nada del otro mundo, el Capitán y su tripulación ya estaban acostumbrados, era la primera vez de Rafael Johansson, su primer tormenta en alta mar, el barco viaja  en el océano profundo, también era el médico a bordo, el mar impetuoso, pareciera como si se quería tragar a aquel enorme velero, pero que, en el centro del océano, no era más que una pequeña hoja flotando en su inmensidad, los gritos y la algarabía se escuchaban pero los truenos con relámpagos y rayos opacaban, a la voz más fuerte que pudiera existir, en sus inicios el médico  había experimentado un viaje placentero, pues ni mareos le dieron cuando zarpó del puerto de origen, hasta Cádiz, pobre de aquel doctor ahora él necesitaba un médico, pues sentía que el mundo se estaba acabando, lo marineros se burlaban de aquel doctor que intentaba ayudar en algo, pero no podía, hasta que no pudo más y se desmayó, cuando despertó, el mar ya estaba en calma nuevamente, el cielo totalmente despejado y una calma total.
Idelfonso- ¿Como amaneció mi  doctor?, ¡espero no me solicite un doctor el único doctor que esta abordo es usted!
Rafael- Disculpe mi Capitán, es que yo solo tenía experiencia con barquitos pesqueros  y de vez en cuando y creí que ya estaba listo para entrar en el océano profundo, nunca en mi vida había sentido que se me acaba el mundo, créamelo.
Idelfonso- Jajajajaja, si te hubieras podido ver, se notaba el terror en tu rostro, y es posible que se te hubiera ido la vida más por el horror de la tormenta y el estrés causando, antes que te la quitara el mar, otra feroz tormenta a la que sobrevive el Dalia Marinera, sabes.
Rafael- Pues si ha sobrevivido tantas tormentas como esta, ¡ahora si creo que es un barco encantado!, como  se cuenta del Dalia Marinera.
Idelfonso- A no si esta preciosura, tiene historias para contar, poco a poco te cuento las historias, ¿pero, no te has decepcionado?, ¿no iras a renunciar por tu primera experiencia verdad?
Rafael- ¡No lo  creo! Estoy decidido a ser un doctor marinero y que mejor que ser el doctor del Dalia un barco con historia de magia y fantasía, cualquiera quiere vivir la experiencia de su magia.
Idelfonso- Esta bien, y no te preocupes, que en un par de días llegamos a casa, y un par de tormentas mas te harán todo un marinero.-dijo mientras pegaba una sonrisa irónica.
Mientras navegaban a casa y contemplaban los días con sus noches, Idelfonso le contaba a Rafael las historias del Dalia, aquel joven doctor quedaba impactado al imaginar  en su mente, todos los relatos que se conocen de aquel gigante velero, en los pocos días, no tardó en llegar otra tormenta, y otra lo cierto es que Rafael llego muy enfermo a puerto pues atracaron en el muelle en medio de una tormenta.
Idelfonso- Te ves bastante enfermo doctor, quieres ir a un hospital.
Rafael- No, solo necesito recuperarme de tanta agua agitada, solo lléveme a un hostal, por favor.
Idelfonso- Pero ahora, si dime, ¿vas a seguir siendo el doctor de mi barco?
Rafael- Por favor, pregunte dentro de tres días en lo que me repongo por completo, que por ahora no quiero saber mas de barcos.
Idelfonso- Jajajajaja, muchacho, ya me dirás dentro de tres días, está bien, ahora vamos a mi casa que allí te repondrás.
El Capitán se despidió de toda su tripulación, y se dirigió a su casa, aquel joven estaba demacrado, parecía que habías estado muy enfermo y que ahora estaba convaleciente, con ojeras y flaco. Llegaron a aquella casa no era muy grande pero si muy cómoda y tenía su lujo el joven se quedo plasmado al ver aquella hermosa casa, muy bien decorada con jardines, molduras, todo colonial, mientras entraban a la casa Idelfonso llamaba a Dalia, quien es Dalia, preguntó Rafael, Dalia es mi hija, que mas  o menos tiene tu edad, respondió Idelfonso, entre tanto Dalia contesto voy, con una voz muy dulce.
Idelfonso- Dalia, hija mía te presento a Rafael Johansson, mi medico abordo, Rafael está hermosa joven es mi amada Dalia, mi hija.
Dalia- Padre me hacer ruborizar, mucho gusto, Rafael, pero si no es indiscreción se puede saber ¿porque se ve tan demacrado?
Rafael- El gusto es mío, y no tiene porque sonrojarse, su padre tiene mucha razón, es usted ¡muy hermosa, la verdad!
Dalia- ¡Gracias! Favor que me hace Doctor.
Rafael- Es la verdad, es muy hermosa y puede llamarme Rafael por favor.
Idelfonso- ¡ah! Y se ve muy demacrado pues es su primer viaje en el Dalia.
Dalia- ¡Ah un novato!
Rafael- un novato pero ya con mi primer experiencia suficiente para tomar una decisión cuerda.
Todos reían mientras se dirigían a la sala de estar, acomodaban a Rafael en el sofá ya se acerca la hora de la cena por lo que un olor agradable salía de la cocina de la casa.
Rafael- ¡Que delicioso huele!
Dalia- ¡Gracias! Como que algo me dijo que cocine un caldo de res, eso es lo que estoy haciendo, ya verás después de comer este caldo, volverás que recobrar tu fortaleza y entonces querrás volver al mar.
Idelfonso- Jajajaja, ¡si, ya no quiere saber de mar!, pero es verdad, te lo digo Rafael, mi hija cocina como para los reyes.
Rafael- No es que no quiera, si no, es que, quiero pensarlo un poco.
Todos reían, por las historias que se contaban de la experiencia de Rafael, como su primera vez como médico, abordo del Dalia, bueno me voy a ala cocina dijo, para seguir ayudando a Rosa, dice Dalia, quien es Rosa preguntó Rafael, es una de las muchachas que ayudan en la casa,-¡Ah sus esclavas!, dijo Rafael. ¡No! Nosotros no tenemos esclavos, son seres humanos que nos ayudan en casa, y se les paga un salario por su servicio, dijo Idelfonso.  los de Rossi siempre hemos estado  en contra de la esclavitud, es por eso que, casi toda la ciudad nos desprecia ya que, estamos luchando por erradicar la esclavitud.
Llego la hora de la cena, la mesa esta servida dijo Dalia, pueden pasar adelante a degustar, Rafael no había visto una mesa como aquella mesa, llena de majares suculentos.
Rafael- ¡Oh! Que montones de comida, esta comida en un orfanato quedaría bien, saciaría el hambre de muchos niños.
Dalia y su padre solo se vieron a los ojos, notando que aquel era un muy buen hombre, una persona en la que podían confiar, enteramente.
Idelfonso- Bueno Rafael ahora que estamos en descanso, y en casa cuéntanos un poco de tu vida, dijo para ver si podría enterarse, del por qué de la expresión anterior de Rafael.
Rafael- Bueno, yo fui huérfano, nunca conocí a mis padres, fallecieron en un accidente, cuando yo era apenas un crío, yo sin parientes cercanos crecí en un orfanato allí recibíamos educación, me gané una beca para un internado en la capital Sueca, para estudiar medicina aproveche la oportunidad y me marche de mi ciudad, saque mi internado, y estuve practicando en un hospital de Suecia, un prestigioso hospital cabe decir, después de esto estuve en España por algún tiempo en donde aprendí el español y allí construí mi profesión, soñaba ser un doctor en un barco como el Dalia Marinera, por su historia, luego me encontré con tu padre y me embarque con él.
Dalia- ¡Entonces ere sueco!
Rafael- Bueno de hecho tengo dos nacionalidades, por mis padres, y por la experiencia de mi vida en orfanatos dije el comentario de la comida.
Idelfonso- Y en tu niñez ¿nunca estuviste delante de una mesa llena de comida como esta?
Rafael- Pues la verdad no, pues a pesar de haber estudiado con gente de mucho dinero, durante mi beca, no fueron mis amigos en realidad, siempre fui discriminado, pues al enterarse de que era un huérfano se apartaban de mi, como si estuviera enfermo de algo.
Dalia- ¡Oh! Cuanto lo siento.
Rafael- Pues en vedad te digo, no lo  sientas, y esto digo a todos los que me dicen lo mismo, pues gracias a lo que he vivido, soy lo que soy y no tengo de que avergonzare o de que sentirme mal, al contrario me siento muy bien, al crecer me enteré que mis padres poseían un gran fortuna, la que heredé al cumplir la mayoría de edad y con ella puedo ayudar quien en verdad lo necesita.
Idelfonso- Que bien que pienses así a pesar de lo que te ha tocado vivir, así son los que han nacido encuna de oro, pero los hay buenos, pero están en peligro de extinción o son como buscar una aguja en un pajar.
Dalia- Notros no desperdiciamos comida, damos a los que lo necesitan como los orfanatos o casas de asilo, no es para adquirir fama de buenos, si no que, vemos la necesidad de los demás y ayudamos cuando podemos hacerlo.
La plática se volvió amena en aquella cena, Rafael se dio cuenta que aquellas personas eran buen personas. El tiempo fue pasando a prisa y los días que le siguieron Rafael y Dalia se enamoraron, pero  un nuevo viaje los separó por un tiempo, los viajes iban y venían, el amor de aquellos jóvenes se hacía más intenso, Rafael se Acostumbro a la vida del mar y terminó casado con Dalia, aprendió todos los oficios dentro de una tripulación,  ahora ya no era solamente el doctor a bordo del Dalia si no que era el yerno del capitán, todos los amigos, dentro y fuera del velero, aprecian a Idelfonso pues, es justo y bueno con todos lo que se lo merecían, toda su tripulación parecían como que fueran amigos de él.
En uno de sus viajes fueron interceptados por un barco pirata el Candase Mariner, hubo una guerra entre los dos grupos, aquellos pirata ya tenían en la mira al Dalia, querían apoderarse del él, al igual que muchos, que no eran piratas,  no era la primer vez que los atacaban pero  siempre, el Dalia ganaba la guerra había algo que hacía que siempre ganaran que no hubieran decesos aunque muchos heridos, esta era la confianza de su tripulación, y por eso le llamaban un velero mágico, si había decesos, era porque la naturaleza reclamaba las almas de aquellos marineros, pero en guerra, no había ninguno fallecido, la batalla se puso brutal, los cañonazos estremecían el mar abierto, los piratas dieron alcance al Dalia, y subieron a cubierta, es nuestro gritaban aquellos feroces piratas, pero más feroces le salieron los tripulantes del Dalia, apodérense del Barco gritó el Capitán pirata del Candase Mariner, mientras sus tripulantes abordaban el Dalia, el sonido de las espadas consensó  a escucharse, los quejidos y  los gritos de guerra estaba a su máximo, Raimon Dowld, teniente del Dalia y muchos más de los tripulantes del Dalia fueron heridos, pero lograron vencer una vez más a los piratas, retirada gritó el Capitán pirata, los que lograron escapar, subieron al Candase, extendieron todas su velas y escaparon, Pero eta vez no fue como todas, la guerra cobro una vida del Dalia, entre todos los fallecidos se encontró Raimon Dowlan, el teniente, quien fue embalsamado y llevado a Norte América- desembarcaron el Puerto de Baltimore- Maryland, allí atracaron para entregar el cuerpo del teniente a su familia, todos los tripulantes estaban asustados, se comenzó a correr la voz de que, mal augurio era para el Dalia aquella muerte, que en la batalla  se haya cobrado una vida de su tripulación.
Dos meses estuvieron en Norte América, y luego zarparon para Puerto del Golfo Dulce hogar del Capitán de Rossi y donde esperaban a Rafael con ansias locas, pues a unos pocos días de casado con Dalia, Rafel se embarcó nuevamente, Dalia lo espera con pasión, llegaron pues a la casa de Rossi y contaron a Dalia como sobrevivieron nuevamente al ataque  de aquellos piratas, y del deceso del teniente Dowlan.
Cinco años pasaron y  los viajes eran constantes a través del Atlántico, yendo y viniendo, el doctor ya  era un experto marinero, pues había adquirido mucho conocimiento en sus viajes con Idelfonso de Rossi, pasaba los meses, y un par de años mas, sin haber descanso, yendo y  viniendo, hasta que en uno de esos viajes el doctor, se contagió de una enfermedad mortal,  adquirida ayudando a un esclavo que había escapado de sus amos malévolos, que lo torturaban despiadadamente, este esclavo fugitivo estaba muy enfermo, Y Rafael fue contagiado por aquel esclavo, ambos murieron camino a Cádiz, por cuestión de tiempo no podían traer a Rafael a casa, por eso lo enterraron en Cádiz.
Hace seis años que murió tu padre hijo mío.
Esta historia contaba Dalia a su pequeño Leo Johansson, mientras le daba un baño, hace dos años que tu padre murió, así como vino, así se fue, decía ella, mientras corrían lágrimas por sus mejillas. Rosa abrazaba a su Patrona consolándola, gracias Rosa le dijo Dalia mientras ella misma enjugaba sus lagrimas de su rostro, Pero bueno la vida sigue, Mi pequeño Leo, espero que seas como tu padre, que ayudes a los demás y que luches por la libertad de la esclavitud como tu madre y tu madre.
Dalia- Rosa mañana viene Jacinta nuestra amiga, a llevarse unas especias que traje  de la india hace dos meces ¿te acuerdas?
Rosa- Claro señora, me acuerdo, las que dijo que apartara, para la señora Judith.
Dalia- Exacto, esas, es que las aparte para no venderlas ya que son un encargo que me hizo Judith, para una fiesta que va a celebrar a la cual no estoy invitada te cuento, pero mejor, no quiero tener que hacerle la labia. No es que yo sea hipócrita con ella, pues cuando debo decirle sus verdades se las digo, sin reparo, por eso se enoja a menudo con migo, tal vez por eso no me ha invitado.
Rosa- De plano, señora.
Dalia- Bueno ya hay que empezar a preparar el almuerzo, vete adelantando en lo que yo termino con Leo, y luego te alcanzo.
En casa de Dalia de Rossi, se vivía un ambiente de paz, ella había enviudado no hace mucho, su padre Idelfonso de Rossi era comerciante, se embarcaba por semanas Dalia le acompaña en algunas ocasiones, su vida era en el mar, su yerno era su mano derecha, pues no tuvo  más hijos, solamente tenía a Dalia, ya que doña Dalia esposa de Idelfonso y madre de Dalia, falleció al dar a luz a su hija e Idelfonso no quiso rehacer su vida otra vez, otra mujer, no quería en la vida de Dalia su hija, aunque sus amigos siempre le han insistido que debe conseguirse una nueva esposa, Idelfonso dice estar muy bien así, bueno, no se le nota que se sienta solo, el es feliz y nadie puede decir lo contrario, pues hasta los desconocidos pueden notar en muy poco tiempo la paz y la felicidad que irradia don Idelfonso. Muchos esclavos quisieran vivir con  ellos en la casa de Rossi, pues se cuentan muy buenas historias de boca de los trabajadores de doña Dalia.

Jacinta estaba arreglando la habitación de huéspedes pues ese día llegaba Laura, hermana del ama, cuando iba cruzando el pasillo, escucho su nombre en la conversación de los amos y el nombre de su peque, por lo que se detuvo para tratar de escuchar de que se trataba la plática, sigilosamente se acerco a la puerta de la alcoba y cuidando que nadie la cogiera espiando a los amos, pues si la descubren seguramente será azotada.

Judith- Debemos planear como quitarles al crio a esos esclavos.
Richard- ¡Sigues con esa insistencia mujer!, ¡Yo se que el crio pareciera ser hijo de reyes, pero es hijo de esclavos!
Judith- A mi nadie me quita la espina que ese niño, no es hijo de David, si tu no la vendiste esta criada se ha de haber tirado a algún forastero, de esos que vienen de Europa, por alguna aventura.
Richard- No lo se mujer, lo que yo te dije fue la verdad, ahora si esta anda de prostituta, pues allá ella, solo que no me entere porque la mando azotar, y a que pague aquello con lo que se ha quedado que es mío.
Judith- ¡Ves! que más paga que le cobremos con el crío, puede ser la paga  que le quitemos a su hijo, si que sea él  el pago por transgredir nuestros lineamientos.
Richard- ¿Quieres tu ser madre de un esclavo?, ¿es que acaso no te importa lo que vallan a decir las gentes?
Judith- Y que pueden decir las gentes, si los esclavos no son tema de conversación en sociedad, si no solamente en la intimidad de los dueños, pero de igual manera no sería más que caridad a un pariente que se ha quedado huérfano y nada más, nos mudaríamos a la casa de Portugal y allá todo sería normal, nadie sabría que es hijo de la esclava, ni él mismo lo sabría, a demás seria solo par mi compañía en mi vejez ¿Pero si no quieres?, ¡Dadme un hijo tuyo entonces!
Richard- Pero Judith, sabes todo lo que hemos intentado y no puedo darte hijos.
Judith- ¡Entonces no me pongas tantos peros y dame al hijo de la esclava!
Richard- Esta bien esperemos un tiempo y vemos como lo vamos a hacer.
Judith- no me importa lo que tengas que hacer para quitarles al niño, si aun tienes que matarlos, mátalos.
Jacinta salió corriendo espantada al escuchar aquella cruel orden, sabía que sus amos eran unos hipócritas, y malos pero, no sabía hasta que punto podrían llegar con su maldad, no los creía tan despiadados, pero se estaba dando cuenta que si,  si lo eran, y que tendría que hacer lo que fuera posible para salvar su vida y la de su esposo, al menos que pudieran salvar la vida de  peque o alejarle lo posible de aquel infierno. Aquella mujer esclava, Salió corriendo, con lágrimas en sus ojos, y a su partida causó  algo de ruido en el pasillo, sus amos escucharon, aquel ruido corrieron para ver que lo había causado, pero no encontraron nada, ni a nadie que lo pudiera causar, es la madera de la casa se dijeron ellos, pues la casa era bastante antigua, en su afán por escapar de la vista de sus amos, Jacinta se topo en le camino con Raimunda otra esclava que no la llevaba muy bien, y al ver a Jacinta con lagrimas en los ojos, Raimunda  pregunta, porque vas llorando, Jacinta responde.- No creo que te importe el porqué de mis lagrimas, desgraciada infeliz, le dijo Jacinta a Raimunda, te mereces todo lo que te pueda pasar, por infeliz, dijo Raimunda-. Tu me odias y siempre buscas la manera de que sea castigada, y te gozas cuando algo malo me pasa, como quieres que te cuente lo que pueda pasarme, prefiero quedarme sola en el mundo que confiar en ti, respondió Jacinta, jamás confiaré en ti, eres mala gente, y no es que te odie, pues mi corazón no sabe guardar rencores, pero es que no te tengo confianza. -A mí no me importa lo que tu digas, ni me importa si me odias o no, yo si te odio no te soporto, juro que veré tu funeral, e iré, pero no para llorarte, si no mas bien, me reiré de ti, me reiré de tu cadáver, dijo Raimunda-. En ese instante entro  Maudiel el capataz y amante de Raimunda. ¿Qué está pasando aquí, que son esos gritos? Dijo Maudiel, esta cara marcada, que se pone a la defensiva cuando uno trata de ser cortés, pero bien es como se dice que los enemigos los tiene uno cerca, dijo Raimunda, te respondi como te mereces, dijo Jacinta,  ¡Silencio! Gritó Maudiel, que no ven que los amos las van a escuchar, y los pueden incomodar. -Que escuchen, y que azoten a esta dijo Raimunda mientras, Se acerca el ama, ¿qué está sucediendo Maudiel?, pregunto el ama, nada ama contesto él, Jacinta recuerda que tiene que ir Con Dalia a por las especias, Si ama, en seguida salgo llévate a Raizad contigo, esta bien ama, dijo Jacinta, y tu Raimunda ve a tu que hacer deja de andar holgazaneando, si ama, solo le traigo un mandado de su amiga, Dime y lárgate, dijo el ama, la esclava dice entonces; la señora de Ritz dice que la invita a la fiesta que se celebrara en su casa cuando regrese su hijo de Europa, le envió este carta también.  A ver trae acá, dijo Judith. La esclava entregó la carta de invitación en mano de su ama y se apresuró a salir de su presencia. ¡Que me interesa a mí el retorno del e hijo de Diana Ritz! dijo en voz quedita, como un susurro, dijo Judith, mientras habría la invitación.
Jacinta y Raizad fueron en todo el camino  a casa de doña Dalia Rossi, comentado lo que los amos habían tramado, Raizad no podía creer que sus amos fueran tan despreciables.

Jacinta- Sabes Raizad, necesito contare algo, tu eres mi mejor amiga y mi confidente y en ti si tengo confianza, ¿puedo contare algo?
Raizad- ¡Claro amiga mía!, ¡a mí puedes contar todo, y con migo puedes contar en todo!
Jacinta- ¡Gracias!, es grave lo que me puede pasar, escuche a los amos planeando como quitarme a mi peque, los escuche decir que no importaba hasta que limites  llegarían, para tenerlo.
Raizad- No, no lo creo, se que los amos son despiadados e hipócritas, pero no creo que sean tan despreciable.
Jacinta- Yo creía lo mismo, fíjate siempre me han pedido a mi peque, para criarlo como hijo suyo, como ya sabes ellos no pueden concebir hijos, pero en ese entonces no me veía tan en peligro, pero ahora sí, Daniel y yo debemos tomar una decisión radical, pues nuestras vidas están en riesgo.
Raizad- ¡Cómo!,
Jacinta- Así es mi amiga, estamos en peligro de muerte, mi diva no me importa, pero jamás dejaría a mi hijo a este gente, prefiero morir impidiéndolo, a que sea como uno de ellos.
Raizad- Si que son despreciables estas gentes, llegaron al colmo de su limite.
Jacinta- Así es, y no se como vamos a hacer para alejar a nuestro hijo de esta casa.
Raizad- deben idear un buen plan, pues tiempo no creo que les quede.
Jacinta- Hoy mismo le cuento a  Daniel ésto y vemos que vamos a hacer y cómo nos pueden  ayudar.
Raizad- Contémosle a Rosa, tal vez pueda hablar con la señora Dalia y te pueda ayudar.
Jacinta- ¡Claro! Ella también es de confiar, y de muy entera confianza, tal vez aquella buena señora nos pudiera ayudar.

El mercado
Están  de camino a casa de doña Dialia, decidieron pues,  comprar el mercado antes y dejarlo guardado con el comerciante, hasta que volvieran y llevárselo luego a su retorno, después de hacer el mercado, su camino siguió un poco más, para poder llegar con la señora Dalia, entre tanto llegaban se contaban  historias de una vida como esclavos, historias que se contaban de otros esclavos, de esclavos que escapaban y esclavos que eran recuperados, vidas atormentadas, vidas de dolor, sufrimiento y luto, claro, de Raizad no era tan sádica la vida, como de los otros esclavos, pues Raizad era privilegiada, gracias  el padre que le tocó, a pesar de que no la reconocía como hija, nunca le dejo de ayudar, Jacinta apretaba a su peque contra su pecho mientras camina y entraban en la plática de lo que las señora Judith quería hacerles, para robarles a su criaturita. No había manera de escapar por sus propios medios, pues no llegarían a ninguna ciudad sin que fueran descubiertos, cualquiera que los reconociera, los entregaría a las autoridades de inmediato, necesitaban alguien con poder alguien que pudiera sacarlos de la ciudad, las esperanzas están tan lejos, más allá del horizonte, mas lejos que, en donde el sol se esconde, pensaba Jacinta, pero su amiga le da aliento y esperanzar, si escapaban ella se iba con ella. Llegaron exactamente a la hora de la comida, llegaron Jacinta con su peque y Raizad a casa de los de Rossi, llegaron exhaustas, al verlas llegar la señora Dalia mando a Rosa , llevarles un poco de agua, mientras ella estaba colocando la mesa de la cocina, tengo que poner tres platos mas dijo la señora de Rossi, mientras le giñaba un ojo a su empleada Rosa y sonreía alegremente, se apresuro Rosa a traer agua fresca para sus amigas, y la llevó a prisa, mientras la señora terminaba de colocar la mesa.
Rosa.- ¡Hola Jacinta!, ¿qué tal Raizad?-bien contestaron las escalvas.
Raizad- Tenemos algo grave que contarte, amiga mía, ¡y es gravísimo!
Rosa- No me asusten amigas, ¡Les pasó algo en el camino!
Jacinta- No el camino estuvo cansado pero bien, la cuestión es otra.
Rosa- ¡Cuénteme!
Raizad- Que te cuente Jacinta, es con respecto a su hijo.
Jacinta comenzó a narrar a Rosa todo lo que su ama le decía por su hijo, Rosa con cara de asombro y de espanto  que se notaba a leguas, pues era raro que pudieran platicar, pues no les era permitido a los esclavos andar, de casa en casa, platicando con los esclavos de los vecinos por eso aprovechaban cuando, eran enviados a hacer mandados, para contarse unos a otros sus pesares y felicidades, y los que se consideraban amigos para verse en esas ocasiones aprovechaban el momento, Dalia miraba de lejos a las esclavas de los de Flades, y la cara de Rosa, las lagrimas de Jacinta mientras narraba algo a Rosa su empleada, denotaba que algo bastante malo estaba pasando.
Rosa- De esa clase de gente se puede esperar lo que sea.
Raizad- Yo no lo podía creer y no es que nuestros amos sean unas personas buenas, ¡claro que no!, pero no podía creer hasta donde pueden llegar.
Rosa- Yo estoy agradecida trabajar para los de Rossi, con la señora.
Raizad- Sabemos que la señora de Rossi, es muy buen persona y tiene influencias, para a ver si puede ayudar a Daniel y Jacinta a escapar de nuestros amos.
Jacinta- No te sientas obligada a ayudarnos si no puedes hablar con la señora Dalia, no importa, Daniel y yo veremos cómo le hacemos para escapar.
Rosa- No te preocupes amiga, la señora es muy buena, vamos a comer, que ya la mesa esta lista, la señora me dijo que las invitara como siempre, ya saben, y en cuanto haya una oportunidad yo trato de introducir la plática con la señora.
Señoras y señoritas la mesa esta lista dijo doña Dalia, llamando a aquellas muchachas a almorzar como Hacia con todo aquel que llegaba a su casa, necesitado y cansado. Para ella era muy grato hacer esto pues, estaba en contra de la esclavitud, y de los horrores que pasaban A los esclavos en casa de sus amos. Y además de su hijo Rosa, Braulio y Fermín eran su  compañía los mas cercanos, también estaban los encargados del jardín de la casa, pero estos no eran tan cercanos, aunque no menospreciados por la señora Dalia, ella a todos sus empleados los trataba como a personas, igual que todas. El almuerzo se hizo muy ameno entre platicas y consejos de la doña, terminaron la comida, las invitadas lavaron los platos junto a Rosa, mientras la señora las miraba y conversaba con ellas, al terminar las invito a comer un pastel a uno de sus kioscos frutales en el jardín para seguir platicando.
Jacinta- Gracias señora Dalia, pero debemos irnos, pues se nos hace tarde, nos va dar la madrugada, de regreso a casa de nuestros amos, si nos vamos mas tarde.
Dalia- No te preocupes yo le digo a Braulio que las lleve, y así, llegan a buena hora a la casa de los de Flades.
Raizad- Pero debemos pasar el mercado, pues compramos provisiones, para la mansión, y si nos vamos más tarde, nos  cerrarán el mercado, no podremos llevar las compras y la que será castigada será Jacinta.
Dalia- No te preocupes voy a enviar adelante a Fermín, y una nota al mercader que les vendió para que las espere hasta que pasen por su compra, ¿con el mismo de siempre hicieron la compra verdad?;
Jacinta- Si, con don Agustiniano, el de la Esquinnita.
Dalia-  ¡Bien! Disfruten un momento de libertad con migo, y Rosa, quédense un poco mas.
–Gracias contestaron Jacinta y Raizad, entonces se dirigieron al kiosco donde degustarían un delicioso pastel y un momento muy agradable, aquellas esclavas se sentían como  importantes platicando con aquella elegante señora, Leo hijo de Dalia, quien era dos años mayor que Angel,  le prestaba sus juguetes a Ángel  el peque de Jacinta, jugaban frente a ellas, Dalia se maravillaba al ver al peque de Jacinta tan hermoso, y a su hijo congeniar con aquella bella criatura, su hijo no se quedaba atrás en hermosura, pero al estar junto a Ángel, su belleza era opacada,  y entre tanta platica, salió el tema del peque de Jacinta y lo que tramaban de hacer, los amos de aquella desdichada esclava, la señora Dalia no puede creer lo que sus oídos están escuchando era una crueldad. Yo los ayudaré dice doña Dalia, solo manténgame enterada de cada paso que vayan tomando yo buscare una ruta de escape yo se adonde pueden ir, si yo puedo evitar tal barbarie, lo haré, entre lagrimas de alegría Jacinta agradecía a aquella alma buena, no estaba nada dicho, pero era un alivio, había un puente para alcanzar la esperanza, Jacinta no hallaba las horas de llegar con su esposo para contarle todo. Yo también me voy con ellos doña Dalia dijo la joven Raizad, quien también lloraba al ver que  a su mejor amiga, se le había devuelto la luz y la esperanza, había una forma de escapar y un alma buena que está dispuesta a ayudarles.
En el camino, de regreso a casa, Jacinta y Raizad, iban planeando el escape de casa de los de flades, podían hablar con toda libertad ya que Braulio, el chofer que las trasportaba era de su entera confianza, los nervios invadían a aquellas mujeres, con la esperanza alumbrándoles el camino, Jacinta ya no veía tan oscuro el panorama, un momento de silencio, el atardecer anunciaba la noche, Jacinta no había podido contemplar la belleza de la creación, por la pena, la congoja y la incertidumbre de, que era lo que le deparaba el día de mañana, pero esta vez ella podía ver con los ojos del alma, pues ya tenía esperanza, contemplaba aquellos paisajes mientras el sol se ocultaba en las montañas, un lago camino por recorrer y su mente estaba llena de ideas, para exponérselas a su esposo, luego de un largo silencio, la plática volvió a tomar, fuerza, pasaron por su compra del mercado, Braulio el  chofer, pago al mercader por su espera, y luego partieron a la prisión de esclavos la casa de los de Flades.

Era media noche cuando llegaron a la casa de los de Flades, era la hora habitual de llegada, yendo a pie, era un largo y casado trayecto ir a hacer las compras  al mercado o ir a dejar recados a los amigos de los amos, algunas veces corrían con suerte de que algún viajero les brindara un aventón bastante considerable, se despidieron de Braulio su chofer,  a unos pocos pasos antes de llegar a los linderos de la misión,  llegaron pues,   las dos esclavas a casa de su amos acomodaron las compras y las especias en sus respectivos lugares.
Raizad- En cuanto llegue Daniel, cuéntales lo que hablamos con la señora Dalia, pero cerciorarte que nadie este husmeando. Le dijo al odio mientras se despedían cada una a lo que se puede llamar, su habitación, para descansar un poco.  Cuando Jacinta entro a la habitación en donde dormían se encontró con la grata sorpresa que Daniel había regresado de los campos de algodón en donde había estado por más de un mes, cuando lo vio dormido, una sonrisa llenó su rostro, le dio un beso en la mejilla, pues su esposo dormía profundo, boca abajo, desnudo, y debido al calor que hacía no cubría su cuerpo con sabana totalmente, apenas y cubría sus partes intimas cono un transparente retazo de tela, su piel dorada por el implacable sol y sus músculos bien esculpidos por el duro y pesado trabajo para Jacinta era su adonis particular, Jacinta recorre desde la cabeza a los pies, a su esposo, con su mano levitada sobre su cuerpo, luego se retira a la separación del  habitación en donde duerme su peque, en la humilde cuna que Daniel había construido con tanto esfuerzo, humilde pero hermosa y bien decorada con molduras de madera que él mismo había labrado. Jacinta Vio a su pequeño Ángel profundamente dormido, lo acaricio con mucha ternura se acerca y le da también un amoroso y tierno beso, la felicidad de aquella mujer se podría notar a leguas, en ese momento se olvido de todos  sus males, se sentía dichosa, luego volvió a donde estaba su adonis, se quedo recostada en la pared mientras observaba a su amor, detenidamente, y decía mientras lo observaba, si pudieran verte en este momento mi amor sabrían el porqué de la hermosura de mi peque, mientas pensaba esto, su esposo se volteaba lentamente de un costado a otro, mostrando su virilidad y potencia masculina, por el largo tiempo que paso lejos de su esposa, ella sabe que debía cumplir a su esposo con su deber conyugal, por lo que se va a dar un muy buen baño para quitar el polvo y sudor del día y viaje ya de regreso en la habitación se coloca un poco de aceite de rosas para oler bien para su amado, lo hacía con mucha suavidad y lentamente para que el aroma penetrara hasta el alma, se coloca uno de los tres camisones que tenia para estas ocasiones y se dirigió, a la  cama en donde su esposo, no hallaba reposo profundo, debido a la molestia de su fuerza masculina en toda su potencia, Jacinta se acerca su a su encendido esposo y lentamente comienza a acariciarle, con besos y con sus manos untaba ungüento relajante en su cuerpo, al principio él estaba de costado con la espalda casi hacia arriba, pero poco a poco despierta y se da vuelta y queda totalmente boca arriba, mostrando a su esposa el deseo que tenia por ella, poco a poco fue despertando con aquel masaje de besos y caricias con ungüento, que disfrutaba dormido, ahora que despertaba estaba disfrutando aún mas, cuando estuvo totalmente despierto, Jacinta subió sobre su esposo y comenzó su tarea de aquella noche, transcurrieron unas cuantas horas, cambiando de lugares, intercambiando caricias apasionadas hasta que ambos quedaron exhaustos, Daniel hala a su esposa y le dio otro beso con mucha pasión, y le dice,  que dicha la mía, de tenerte solo para mi, cualquier de los desgraciados, de los amos si te viera como yo te veo, seguramente no te soltaría jamás. Jacinta solo sonrió y luego le besó.
Jacinta- Amor; ¡Estamos en aprietos, escuche a los amos palear para quinarnos a nuestro peque!
Daniel- ¿Qué escuchaste?
Jacinta- Harán lo que sea para quedarse con nuestra criatura, no importa que tengan que matarnos.
Daniel- ¿Qué haremos mujer?, si escapamos no llegaremos  muy lejos y ¡sin os quedamos nos van a matar!, sea como sea, estamos perdidos, ¡qué haremos mujer!
Jacinta- Hoy fui a hacer mercado y por unas especias que la señora Dalia trajo para el ama, y le conté, y ella se ofreció  ayudarnos, solo que le mantengamos al tanto de los que pensemos hacer.
Aquel momento de felicidad y entrega total, fue opacado por aquella sensación de estar entre la espada y la pared, pero que podían hacer, no podían esperar para hablar del tema, para empezar a planear una manera de escape, como librar a su peque de las garras de sus amos, las horas pasaban mientras ellos planificaban como harían para escapar con la ayuda de doña Dalia, el tiempo había volado y eran casi las cinco de la mañana, Jacinta dejo el lecho se dio un baño y luego, se predispuso a su que hacer, ya que les esperaba un día muy agitado, la fiesta de los de Flades está ya a las puertas, la madre de Richard está en camino.

La carta envida desde Suecia decía de la siguiente manera: Mi amado hijo Richard VIII, he estado extrañándote, pues ya han pasado mucho años desde la última vez que has venido a visitarme, pero te cuento que la suerte está de nuestro lado, en unos días sale un barco de pasajeros hacia Nueva York, desde Gotemburgo, (el principal puerto de Suecia) haciendo tour par varios países de Europa, lo tomare como vacaciones y al terminar el trayecto en nueva York, estaré en tu casa, preparadme  pues una estancia, pues me he de quedar muchos días allí contigo, también te pongo sobre aviso que de paso por Portugal veré las villas que tenemos allí ya que me ha llegado la noticia que no están muy bien, esperadme pues, que pronto estaré con vosotros,  saludas a tu esposa de mi parte para que esté al tanto de mi llegada.
Co mucho cariño tu madre que te ha extrañado mucho.
Judith no le agradaba mucho a su suegra ya que el estatus económico de la madre de Richard era mucho mayor que el de los padres de Judith, y Camila de Flades deseaba que su hijo se casara como era debido con una dama de sangre azul o de la monarquía, pues ella era Condesa, pero como en el corazón no se manda Richard VIII, se había comprometido con Judith y con ella se casó, por eso Judith era discriminada por parte de su suegra, y a ella no le hacía mucha gracias tenerle enfrente suyo, por eso  y por Judith,  Richard evitaba la visitas a su madre en Suecia, ahora era inevitable el encuentro, Richard ama a su madre profundamente, pero también a su esposa, y su deber decía él, es con la esposa y no con la madre, a la madre solamente se le ama y se le  respeta, pues el que se casa, casa quiere. Judith esta vez se esmeraba un poco más en prepararle una muy buen recepción a la Condesa, se estaba preparando con los mejores manjares que pudiera proporcionarle, suculentos platillos dignos para una persona perteneciente a la monarquía, a aquella mansión no paraban de llegar, de toda clase de amínales salvajes exóticos, las mejores piezas de carnes, las mas hermosas flores, las suculentas frutas, de todo para intentar agradar a la suegra, su suegra en fin, de todas maneras algo tendría que sacarle a esa vieja sangrona, decía Judith, no en vano venia, si no a dejarle un muy buen monto de dinero y joyas a su amado Richard VIII, esta era la emoción de aquella hipócrita dama.
Un telegrama es recibido por los de Flades, en medio del alboroto de la llegada de la madre de Richard, es de la Condesa dice una de las amigas de Judith que estaban con Judith, ayudando en detalles, que dice pregunto Judith, ¿quieres que la abra? Pregunto su amiga, ¡Claro! Contesto Judith; Dice: Amado hijo, hago de tu conocimiento que cuando estuve en Portugal  las cosas con nuestro viñedos no van nada bien, con lo poco que pude averiguar yo misma, están mal, y no podemos dejarlos morir, cuando vuelva, vendrás con migo y te quedaras a cargo un tiempo de ellos para levantarlos, en pocos días estoy con ustedes, hasta la vista.
Judith- Esta vieja amargada se va a llevar a mi esposo.
Graciela- ¡Pero tu esposo no es un niño para que su madre lo mangonee como quiera!
Vilma- Además, ustedes no necesitan de mas viñedos, con el dinero que tiene, tienen para muchas vidas.
Judith- ¡No importa! Se lo voy a ceder un par de años, total nos cae bien tener nuestro espacio por un tiempo y dedicarnos a nuestras cosas, tal vez vaya con él y me dé un viaje por Europa. Decía mientras en su mente pensaba si supiera que todo lo que tenemos pertenece a la Condesa si no fuera por ella nos moriríamos de hambre de.

La Tragedia
Los días transcurren. Por fin el día de la fiesta llego, aquellas fiestas duraban varios días, Jacinta y Daniel había planeado escapar en esos días, con el alboroto y el licor que iba se bebido en aquella fiesta, podían pasar desapercibidos, la señora Dalia ya estaba a las ordenes de aquellos esclavos que estaban decididos a dar su vida por salvar la de su hijo, no importaba que ambos murieran en el intento, pero jamás dejarían a su peque con aquellos despiadados señores. Todo iba muy bien los invitados ya estaban llegando, la casa se estaba llenando de la crema y nata de los alrededores y de lugares lejanos, todos los amigos de la Condesa están invitados, también los amigos de los dueños de la mansión de Flades, era toda una feria aquella fiesta, música, bebidas exóticas, entretenimientos, exquisitos majares para degustar, grandes arreglos florales, además de los jardines de aquel palacio, todo era exuberante, digno de la realeza, hoy si te coronas con esta fiesta amiga, le decían a Judith sus amigas, los hombres también elogiaban aquella belleza de fiesta, mares de gentes había llegado a la fiesta para recibir a la Condesa, entre unos cuantos días de tanto murmullo y teniendo los amos en que estar distraídos, Jacinta, Raizad y Daniel planeaban el momento del escape, pero de repente llego uno de los criados de doña Dalia quien encontró a Raizad en las afueras de los terrenos del castillo y le informo que pospusieran el escape ya que la señora Dalia había salido de urgencia hacia la capital pues su bebe se había agravado por un infección que había cogido, ella les manda esta nota y dice que cumplas las instrucciones a cabalidad, Raizad llevo la nota a prisa a sus amigos, sigilosamente y sin que nadie se diera cuenta, llamo a Jacinta y Daniel a un lugar en donde pudieran leer la nota sin que nadie los descubriera, Raizad les dio las malas nuevas a sus amigos y procedió a leerles la nota, nota que decía así:
Mis queridos amigos por causas del destino no podrán volar este día, mi hijo se agravó y tuve que salir de emergencia hacia la ciudad,  debemos esperar unos días más, me disculpo, pero es por causa de vida o muerte, esperemos un par de días, que yo solo espero que mi hijo se reponga y esté un poco mejor y podrán escapar, yo siempre estoy en la disposición de ayudarles, pero por favor entiendan  mi momento, el cual  no es muy bueno para mí, muy pronto estaré en contacto, quemar esta nota inmediatamente después de haberla leído.
Decía la nota entregada por Braulio. Ve i dile a Braulio que lleve este mensaje a la señora Dalia: entendemos, la suerte no está de nuestro lado en este día y  esperaremos lo que haya que esperar, que no se preocupe  por nosotros que vamos a estar bien. Dijo Daniel a Raizad. En la fiesta todo iba de los mejor los días transcurrían entre feria, risa y banquetes,  los amigos esperaban con ansias, sabían que llegaría en pocos días; cuando en horas del ocaso llega un telegrama urgente para el hijo de la duquesa Richard VIII.
Richard, Abrió aquel sobre y cuando leyó -Urgente decía el telegrama, Para  Richard VIII, y  el cuerpo decía, sentimos informarle que le barco en el cual estaba registrada la Condesa Camila de Flades, su madre, sufrió naufragio hace diez días en el océano Atlántico, muchos fallecidos, necesitamos venga los más pronto posible a Cádiz para reconocer los cadáveres que fueron recobrados, no sabemos si su madre este entre los sobrevivientes, aun estamos recobrando cadáveres.
Aquel tétrico mensaje le hizo lanzar un espeluznante  grito,  muy espeluznante, habia incertidumbre, si su amada madre aun estaba con vida o ya no, todos los asistentes escucharon aquel grito, y como no notarlo si aun la música se vio opacada por la fuerza de aquella exclamación ¡No puede ser! ¡NO! Los que estaban  más cercanos a Richard, le lograron sostener  pues aquel enorme hombre se desplomaba al suelo como un yunque cuando estaba en el suelo llorando de rodillas, entrego aquel mensaje a su amigo Dionisio Paiva, quien leyó el mensaje y transmitió a todos invitados aquel mensaje, la fiesta terminó en ese mismo instante, cada uno paso dando su mejor deseo sobre aquella triste noticia y se despedían de aquel triste hijo, que no sabía si iba a volver a ver la sonrisa de su madre, por qué no fui a visitarle, pensaba Richard, mientras le consolaban sus amigos e invitados, la casa quedo desértica y con un vacio de muerte, como solo la muerte lo sabe hacer, con ese sabor a soledad, sin deseos de seguir viviendo  y una profunda tristeza, solo los más íntimos amigos quedaron, Judith tenemos que partir inmediatamente a España dijo Richard, voy a mandar a hacer la maletas dijo Judith. A pesar del mal que pasaban los amos, Jacinta y Daniel sintieron un respiro al saber que sus amos se iban de la mansión esto les daba tiempo para planear un nuevo escape, que contrariedad, el dolor de unos, se vuelve en regocijo de otros dijo Daniel al enterarse de esta noticia, Raizad salió corriendo a donde esta Braulio a llevarle la noticia de la casa Rush y el mensaje para la señora dalia. Un barco mercante estaba por salir para Cádiz en la madrugada del siguiente día, el Sea Cosmos, , este no es un buque pasajero como usted comprenderá, tenemos que hacer algunas escalas en unos puertos y también ya tomo en cuenta los riesgos de viajar en un buque mercante, usted los conoce verdad, dijo el capitán del barco, claro que los conozco dijo Richard, además para hacerle espacio en el barco, vamos a necesitar una fuerte suma de monedas, usted comprenderá los gastos que esto implica, dijo el  joven capitán, no importa el costo, dijo Richard, todos los bienes que usted suba a bordo, están bajo su responsabilidad, no nos hacemos responsables por las pérdidas incurridas a bordo del Sea Cosmos, no llevare más que lo necesario, respondió Richard, entonces tenemos un trato dijo el capitán del Sea Cosmos, Richard paga una gran cantidad de dinero para que los llevasen a España como pasajeros en aquel buque, no le importó costo, ni riesgo, lo que le importa es llegar lo amas pronto posible a Cádiz,  Richard rogaba que su madre estuviera con vida, sabía que el viaje le sería eterno, aunque solo fueran diez o catorce días en el océano Atlántico,  de madrugada zarparon hacia España don Richard y doña Judith, apresurados, con  su viaje pagado hasta España y una muda diaria calculando un mes en mar abierto, por aquello de las dudas.
Por la tarde de ese mismo día, Braulio estaba llegando a la ciudad con doña dalia a llevarle la respuesta de Jacinta y Daniel y la puso al tanto de la tragedia de la Condesa. Al menos tendrán un respiro mis amigos con su bebe, bien dice el dicho, que la calamidad de unos es la gloria para otros, que pesar, lo que ha pasado a la madre de Richard, pero si no hubiera sucedido así, estaríamos en aprietos, al final la suerte corrió para nuestro lado, dijo Dalia al estar enterada de lo que sucedía a los Rush. El tiempo en el Cosmos parecía transcurrir lento, con cada escala del barco, Richard se sentía más molesto, pero no podía decir nada, era el único barco que iba a Cádiz esa semana, en otros tendría que trasbordar y el viaje sería aún más largo, total ya estaba a bordo de este barco y había asumido cualquier riesgo, la desesperación se le notaba a distancia, al igual que a doña Judith, pero la desesperación de Judith, no era tanto por encontrar vivía a su suegra, sino mas bien era porque en cada puerto que pasaron, no podía  bajar a hacer viajes, ella estaba estresada y aburrida. El último puerto a visitar estaba solamente a un día más ya eran siete días a bordo de aquel enorme carguero, la estadía en los puerto de paso se había prolongado un poco más de la cuenta. Ya en el océano abierto, todo iba viento en popa, Bueno dijo el capitán a sus distinguidos pasajeros en seis u ocho días estamos en Cádiz, claro si todo va bien, Richard solo hizo un gesto con la mano como, recibiendo el mensaje y dando gracias, luego se volvió a su camarote, encerado había pasado todo el transcurso del viaje hasta este momento y no pensaba salir de allí hasta que llegaran a Cádiz. Richard estoy harta de estar encerrada, le dijo doña Judith, no comes, por qué no te das un baño, hueles como el contramaestre—Dice Judith--, y donde has olido tu al contramaestre, -- dijo Richard--, yo si he disfrutado del viaje, y me he paseado por todo este barco y me he topado con toda clase de chusma, por eso te lo digo, yo no soy una ermitaña yo necesito vivir y de la luz del sol, si sigues así llegaras muerto a España, yo no pienso estar a tu lado así como estas – dice Judith--, pues dile al capitán que te prepare un camarote para ti sola, que yo le pago en cuanto lleguemos, y me dejas en paz,-- Responde Richard, pues qué bien, eso haré, --dijo doña Judith-- y ni lenta ni perezosa corrió con el capitán con quien ya había socializado en algunas ocasiones. No está nada mal este capitán se decía así misma, tiene un cuerpo esculpido, es bastante joven y se ve potente, pensaba la señora, mientras iba a pedirle un camarote para ella sola. El capitán al escuchar la petición le preparo un camarote lejos de su esposo y cerca del suyo, intuyendo que aquella elegante dama iba a estar en su camarote o él en el suyo, y no está muy lejos de la realidad pues aquella señora deliraba por aquel ilustre capitán. Dos días hacia que se había mudado Judith a su nuevo aposento, Richard no daba señales de vida, no importaba mucho pues muerta la madre, hereda al hijo y muerto el hijo hereda a la esposa, de vez en cuando le iba a visitar su esposa al camarote, a darle un poco de consuelo conyugal, pero el esposo estaba devastado pensando en que su madre podría estar viva o muerta y no podía poner su pensamiento e interés más que en pensar llegar ya a Puerto de Cádiz, en su esposa había fuego que él no apagaba y ella se mal humoraba.
Capitán- Señora ¿que tal está?
Judith- Pues desde que abordé este barco no muy bien
El capitán cree que no le agradaban mucho a la señora él ni su barco, ella no se lo había expresado antes o no se había dado cuenta él.
Capital- ¡Que hermosos! atardecer ¿verdad?
Judith- Precioso, ¡al menos el atardecer que me dé algo de satisfacción al contemplar el crepúsculo!
Capitán- No me diga que ha estado insatisfecha todo el tiempo que ha estado a bordo. Dijo para entrar en detalles.
Judith- Pues al principio no tanto, pero ahora que mi esposo está sumido en la depresión me ha dejado abandonada y descuidada.
Capitán- ¡No! ¿Cómo puede ser?, no entiendo como un hombre pueda dejar pasar momentos con una mujer tan hermosa y elegante como usted.
Judith- Pues como usted se puede dar cuenta, si sucede, Richard no tiene más pensamientos que llegar a Cádiz y ver a su madre con vida, de mí ni se acuerda.
Capitán- Por cierto llego un telegrama urgente para su esposo.
Judith- ¿Lo tiene con usted?
Capitán- No, lo deje en mi camarote, perdón es que se me paso por alto.
Judith- No se preocupe puede llevármelo más tarde a mi camarote por favor.
Capitán- Claro, conversamos luego.
Judith estaba recostada sobre la barandilla viendo el atardecer, se voltio y se despidió de beso del Capitán, el capitán quedo asombrado es el primer beso que le daba aquella adinerada mujer, él le tomo levemente por la cintura y de una forma sutil y disimulada acarició sus glúteos, a Judith se le erizo la espalda, pero no demostró nada, pues podían darse cuenta los tripulantes que estaban cerca.
En la mansión de Flades todo  era paz y tranquilidad aunque los capataces estaban al pendiente de lo que los esclavos hacían en casa, la libertad y la paz que se sentía en aquel lugar era grandioso, los días que los amos no están en casa era la gloria para los esclavos, y más para Judith y Daniel que estaban atormentados por la idea de que les quitaran la vida y a su bebe, pero ahora hasta se les había olvidado, aquellos esclavos aprovecharon para sacar a su bebé del anonimato tal vez les servía de algo, los vecinos adinerados, no podían creer, que de aquellos pobretones, y calcinados por el sol saliera algo tan hermoso, los visitantes que veían a aquella hermosa criatura junto a sus padres, chamuscados por el sol, tenían que cerciorarse, de que en  verdad eran los padres para quedar un poco tranquilos
Catorce días en el océano abierto, pocos días para llegar a Cádiz, el tiempo había estado de lo mejor, la oscuridad de la noche se apoderaba del inmenso océano, poco a poco iba devorando cualquier rastro de luz, como un manto de silicio, lo lleno todo, las estrellas llenaron el firmamento, como quitando poder a la oscuridad, el cielo despejado a más no poder, el espacio exterior se fundía con el océano abierto, era como estar en un cuento de hadas, no se distinguía en donde terminaba el mar y donde daba inicio el cielo, era un manto entrelazado de estrellas titilantes y estrellas fugaces, hoy no cenaré pensó Judith. Ya bien adentrada la noche y extasiada de la belleza que le rodeaba Judith se retiró a sus aposentos, en el camino se encontró con el Capitán.
Capitán- Señora Judith en la puerta de su camarote deje le telegrama, fui a buscarle, pero al no encontrarle, supuse que regresaría luego y deje el telegrama adherido a la puerta, ya que yo tenía asuntos que atender no pude buscarle.
Judith- no se preocupe capitán, yo voy ahora para mi camarote, ¿está bastante caluroso hoy verdad?
Capitán- ¡Pues a la verdad yo no siento mucho calor!
Judith- Yo si me siento encendida esta noche, creo que voy a dejara entre abierta la puerta y el ojo de buey para que me entre algo de brisa, ¡por lo  menos algo que me entre!
El capitán solamente le lanzo una coqueta sonrisa dejando ver como siempre una hilera de dientes blancos bien cuidados, pasa junto a ella, ella le pego un pellizco en el trasero, total a esas horas de la noche quien podría darse cuenta, el capitán, entendió la indirecta muy directa y precedió a darse un profundo baño, está  por hacerle una visita a su pudiente pasajera y tenía que quitarse el sudor del día, doña Judith también se apresuró a su camarote para estar lista, pues eta noche habría acción. El capitán espera a que se tranquilizara casi del todo el movimiento en el barco hasta entonces le hizo la visita a Judith, no camina mucho para poder llegar hasta donde ella esta, al llegar puso su mano sobre la puerta y esta estaba entre abierta, poco a poco la abrió para que no rechinara, hasta que logro entrar y la serró tras sí, al entrar encontró a la señora acostada en la cama con un camzoncito transparente, no le dio tiempo a mediar palabra con un dedo lo llama, le pidió la mano y lo haló sobre ella, y empezaron la acción desenfrenada, pasión salvaje, desembocando las ganas contenidas durante varios días, que noche aquella, el capitán quedó encantado y exhausto; Richard ni enterado de lo que su esposa estaba haciendo, el en su camarote embriagado y deprimido, no quería saber nada de la vida, de igual manera nunca se iba a enterar de las aventuras de Judith con el capital del Sea Cosmos.
Judith- Esta noche fue como un sueño, como  un maravilloso, extenuante pero delicioso sueño y así es como debe de quedar como un sueño nada mas ¿Verdad?, dijo mientras le tiraba una mirada amenazadora al joven capitán.
Capitán- No se preocupe señora, que los caballeros en estos asuntos perdemos la memoria.
El alba se sentía que despuntaba, aquellos feroces y apasionados pecadores, se dieron el último agasajo y se despidieron, el levante ya estaba deslumbrante, el capitán es lo mas sigiloso  para que nadie lo viera salir del camarote de la señora Judith, vigilante tras la puerta nota que no había nadie por el pasillo, salió a toda prisa, emprendió carrera y se refugió en su camarote, ¡Uf! Dijo mientras cerraba la puerta tras de si, quitándose unas gotitas de sudor de la frente con la mano derecha, que noche se dijo así mismo mientras daba un masaje a sus partes intimas, pues estaban bastante magulladas.
Toc, toc, toc, sonó la puerta, momento dijo el jadeoso capitán, haló una bocanada de aire, luego la exhaló, lo hizo de nuevo, y ya más relajado abrió la puerta, sorpresa para aquel satisfecho capitán, el esposo de doña Judith esta a su puerta, el joven capitán trago un buen poco de saliva, y con voz un poco temerosa dice.
Capitán- Don Richard buen día, ¿a qué debo el honor de su visita?
Richard- Buen día capitán, no he recibido noticias del naufragio todo este tiempo que he estado a bordo, quiero saber ¿por qué?, envié a preguntar por usted pero no me dieron noticia suya.
Capitán- ¡EH, si es que estaba en la cuarto de maquinas viendo unos asuntos! don Richard ¡no, no ha hablado con su esposa!
Richard- Pues al igual que las noticias no sé nada de ellas hace días.
Capitán- anoche le deje un telegrama, es el primero que recibimos en días ya que tuvimos un desperfecto, con la máquina de tipos. El capitán se sintió muy aliviado al saber que aquel enorme y fornido señor no se había enterado de nada.
Richard- Entiendo, debí pasar primero con ella, voy con ella entonces, ¿en cuanto tiempo atracamos?
Capitán- Hoy por la noche estaremos en puerto Cádiz señor.
Richard asintió con la cabeza y se retiró, hasta luego señor le dijo el capitán con un ademan, Richard levantó su mano recibiendo y devolviendo la despedida,
Richard- Judith, Judith abre soy tu esposo, abre por favor.
Judith- ¡Richard! Yo te hacia dopado en tu cama, dijo Judith, mientras echaba un ojo en el pasillo, pasa pasa, como ves me estaba bañando, pero pasa.
Richard- Me dijo el capitán que anoche llego un telegrama para mí con respecto al naufragio y te lo dio a ti.
Judith- si, pero no se si sabias que tenían problemas con la máquina de tipos e inmediatamente la arreglaron enviaron a solicitar noticias, y se recibieron unos telegramas ya bien tarde, y en esos uno del naufragio, pero por lo tarde no quise molestarte en llevártela a esa hora.
Richard- ¡Pero mujer! ¿A caso no sabes que estoy muriendo esperando tales noticias? NO importaba la hora hubieras ido a buscarme para darme mi telegrama, a ver dónde está, dijo enojado.
Judith- allí sobre esa mesa, dijo ella mientras señalaba con la mano derecha y con la izquierda se quitaba la toalla para poder vestirse.
Richard tomo aquel telegrama se sentó en la cama lo abrió, cuando lo hubo leído sus ojos se pusieron muy grandes y aguanosos.
Lo lamentamos mucho señor pero creo que hemos encontrado los restos de la Condesa su madre, no estamos seguros, por lo que necesitamos de su persona para que corrobore y haga reconocimiento del cadáver.
Richard se soltó en llanto, el desconsuelo en su alma es tal que Judith se quedó espantada al ver a su esposo llorar como un bebe, sus sentimientos fueron conmovidos por la tristeza que denotaba Richard.
Judith- ¿Que te dicen en el telegrama? Pregunto mientras le abrazaba, intuyendo que la noticia era fatal.
Richard- Mi madre, al parecer mi madre está muerta, hay un cadáver que reconocer, le dijo él mientras miraba a su esposa con los ojos llenos en lagrimas y con una mirada profunda y llena de melancolía le dijo, vete necesito está solo, dile al capitán que necesitamos llegar lo más pronto posible, que es urgente. Está bien yo le digo dijo,-- Judith mientras se alejaba del camarote en donde dejaba a su esposo sumido en llanto de mucho dolor, por la pérdida de su madre.
Las veintitrés horas el barco atraca en el Puerto de  Cádiz, Richard pago una considerable suma de dinero al capitán para que le hiciera reservaciones y enviara las maletas al hotel  más cercano a la comisaria del puerto. En  oficinas de migración, con cada segundo que pasaba, para Richard era una eternidad, ni modo tramites de aduana que debía ser tratados con mucho cuidado,  él y su esposa cogieron el primer taxi que paso, al tener todo en regla y partieron hacia la morgue en donde se suponía estaba el cuerpo sin vida de la madre de Richard, una escolta esperaba al doliente Conde, para llevarlo a través de aquellas calles,  los sollozos de aquel desgastado señor, era lo único que se escuchaba después que Judith dio la dirección a la que se dirigían, Richard ama a su madre, un silencio sepulcral se apoderó de aquellos viajantes, el taxista le veía el semblante a Richard, no le daban ánimos de entablar platica, pues en la cara de aquel hombre se notaba que no la estaba pasando bien, y el contingente militar tras ellos, notaba que era alguien muy importante,  con cada semáforo que hacía que se detuvieran, Richard hacía gestos de coraje, pues las horas le parecían largas, esperaba llegar a donde está el cadáver y cerciorarse que no es su madre, el cadáver en la morgue a la que se dirigen, el taxista solo contempla aquella escena a través de su retrovisor, la dama bien elegante sentada junto a aquel desarreglado señor, se veía bastante indiferente, no se decían palabra alguna, algo terrible ha de estar pasando, se decía en sus adentros, aquel joven taxista.
Richard- ¿En cuánto tiempo más llegamos, señor taxista?
Taxista- ¡En quince minutos estamos allí señor!
Fue todo lo que se hablo en el trayecto de camino a la morgue en donde se encontraban los restos de los náufragos del Cosmos, la ansiedad estaba a punto de causarle un desmayo a Richard, mientras que a su esposa Judith, el aburrimiento casi que la estaba matando. Hemos llegado dijo el taxista, Paga tu dijo Richard a su esposa, que yo me adelanto, ¿Cuánto le debo joven?, preguntó doña Judith.
Richard se bajo casi en un instante del vehículo y como emprendiendo una maratónica corrió hasta la puerta del edificio que esta frente a él, con fuerza en pujo la puerta no se dio cuenta del letrero que decía, HALE PARA ABRIR, el guardia de seguridad, dormitado, que estaba junto a la puerta por el lado de adentro quedo espantado con el golpe que Richard le dio a la puerta, trató dos veces  la misma faena, Judith recién llegaba a su lado, el guardia le abrió la puerta, el letreo dice: HALE PARA ABRIR, dijo el guarda mientras abría aquella puerta, Richard solo le lanzo una mirada feroz sin mediar palabra alguna, mientras entraba en aquel terrorífico edificio, el guardia también tenía una mirada valiente, sin importar quien fuera Richard, por lo cual aquella mirada de Richard no le causó, nada, Richard y Judith llegaron a recepción.
Richard- Disculpe señorita vengo con  el comisionado Javier Álvarez, le puede decir que el Richard de Flades de Halland esta aquí.
Recepcionista- ¡Señor Conde! El comisionado le está esperando, siga el pasillo a la derecha, luego cruza al pasillo de la izquierda al fondo baja los escalones, primera puerta a la derecha.
Richard- ¡Gracias!
Richard corrió por aquellos pasillos, Judith apenas y le daba  alcance, jadeantes y sudorosos llegaron el comisionado estaba junto al forense llamado Fritz Steward y un cadáver en medio de ellos.
¿Comisionado Alvares? preguntó Richard
A sus órdenes Señor de Flades, respondió el comisionado.
¿Es ese el cadáver que se cree es mi madre? Preguntó Richard, con sollozos y los ojos aguados
Por favor, Acérquese y confirme usted mismo, le dijo el forense Steward, dando un jalón a la sabana que cubría el cuerpo, dejando ver únicamente el rostro, Richard calló de rodillas al reconocer aquel pálido rostro inerte, exclamando ¡Madre mía que tragedia te fuiste para siempre!
Judith su esposa y los otros dos hombres se condolían al ver el dolor de aquel hombre que se volvía como niño al llorar a su madre, su lamento resuena por todos aquellos desolados y tétricos pasillos, como un alma en pena cuando anda llorando, así parece el llanto del señor de Flades.
Richard sepultó a su madre en su ciudad natal. Decidió quedarse a levantar los viñedos, como lo había pedido su difunta madre, notó que todo iba bien, los viñedos no están tan mal como describió su madre en aquel mensaje, Richard entendió que su madre solo quería estar junto a él por eso se había dado a la tarea de viajar a donde él estaba y quería llevarlo con ella, eso era lo que no le permitía regresar a su mansión en América, el haber abandonado por mucho a su madre le hace sentir culpable y decide quedarse.
Los meses fueron pasando, Judith de la criatura de los esclavos ya se estaba olvidando, ya había encontrado un asunto en Europa que le estaba aprisionando, le decía a Richard que ella ya no estaba regresando a América, en fin no había por qué volver; Jacinta y Daniel aun planeaban el escape tan deseado para liberar a Ángel de Luz, su hijo de las garras de sus amos, ellos regresaría en cualquier momento sin avisar,  pero aquellos días con sus amos alejados les dio un gran respiro, Leo Johansson estuvo muy enfermo casi muere por aquel mal que le estaba atacando, de aquel mal que casi lo estaba llevando al mas allá, milagrosamente se fue recuperado conforme los años fueron pasando,  motivo por el cual  los esclavos aun su escape seguían planeando; al cumplir los quince años, Leónidas Johansson decide partir hacia el océano con don Idelfonso, su abuelo, para aprender el oficio de marinero, el nieto seria el heredero del Dalia Marinera, don Idelfonso, contrato a Juan Carlos Osorno el maestro que sería el tutor del joven para que continuara con sus estudios a bordo del Dalia.
Los años fueron pasando; Don Richard de Flades de Europa, decide regresar a ver lo que en su mansión en América estaba pasando, todo iba bien muy bien Europa, no piensa quedarse mucho tiempo en América, pero es muy necesario regresar a revisar los negocios y cultivos, después de tantos años de estar alejado le parece muy necesario.
Richard- Mujer me devuelvo para América  las cafetaleras están trabajando muy bien pero necesito ir a inspeccionar personalmente las algodoneras, arregla tus compromisos que salimos mañana, nos vamos tan solo por un mes.
Judith- Richard si es por un par de semanas ¿por qué debo ir yo también, sabes que estoy en un importante negocio y estamos por cerrarlo no puedo ir ahora?
Richard. ¿Cuál negocio Judith? Nunca me has dado las pruebas que he solicitado, que tu negocio va bien o que en realidad tienes un negocio.
Judith- Te he dicho una y otra vez de este negocio que tengo con los asociados Cortázar y Cia. Limitada, tu eres el que no ha querido apoyarme con esto, pero es como digo, estoy a punto de cerrarlo
Richard- De esa empresa solo me has presentado a Xavier Cortázar, solo eso y nada mas, pero si decides, si  tu quieres quedarte acá, es tu problema, no te quejes después, que yo si me voy mañana.
Judith- Vete Richard, que yo me las arreglo sola acá, quisiera acompañarte pero no puedo abandonar a Xavier ahora que yo he sido su fuerza económica y estamos a punto de gozar de los frutos de nuestro esfuerzo.
Richard- !Haz lo que quieras, como te plazca Judith¡, pero recuerda que no puedo volver de inmediato.

La vida de aquellos apoderados ya no era tan apasionada juntos, ya se habían esfumado aquellos fogosos encuentros entre Richard y Judith. Zarpó el barco en donde Richard volvía a América mientras Judith queda en Europa atendiendo su asunto con Xavier Cortázar, se queda muy libre y feliz, los días siguieron su rumbo fijado.
Jacinta y Ángel su criatura disfrutaban de un delicioso baño en el rio que queda a unos kilómetros de la mansión, jugueteando y soñando, se divertían en aquel paradisiaco lugar, para ellos el estar juntos y con salud era su bendición y el disfrute de la vida, Ángel, como le llamaron sus padres, contaba  ya con quince años de edad ya no era aquella pequeña criatura que codiciaban los señores de Flades.
Ángel- Madre ¿Por qué no me permites dejarme el cabello largo? Siempre te he dicho que me gustaría tenerlo como el hijo de doña Aurelia, un poco nada más
Jacinta- Ya hemos hablado de eso muchas veces mi amor, eso no te lo permitimos, lo tienes terminante prohibido, ya lo sabes.
Ángel- ¡pero madre!
Jacinta-  pero nada Ángel ya lo hemos hablado muchas veces, no te es licito que te dejes crecer el cabello, te acuerdas lo que te contamos tu padre y yo, recuerda tu secreto debe ser bien guardado por siempre.
Ángel- Entiendo madre.
Aquella hermosa y joven criatura siguió jugueteando con su madre en aquel tranquilo lugar.
Bueno Ángel es hora de devolvernos a la mansión ya ves Raimunda y Maudiel no pierden oportunidad para castigarnos, dijo Jacinta a su hijo.
Como usted mande madre, sólo me hare el ultimo clavado desde la peña le dijo Ángel. Claro pero apresúrate le dijo Jacinta mientras salía de agua y tomaba sus vestidos, cuando levanta su vista hacia los arbustos que están cubriéndoles mientras se bañaban en el rio, ve una forma humana que las estaba vigilando ella se acerca un poco más, y logras divisar quien está espiando su baño, el corazón le da un vuelco estremecedor, y dice Don Richard, voltea hacia donde está Ángel y ve que los ojos de Don Richard estaban clavados en su pequeño retoño, inmediatamente Ángel se lanza en clavado al rio, Don Richard le devuelve la mirada a Jacinta, y ve que Jacinta no tiene ninguna desfiguración en su rostro, su rostro está completamente sano.
Don Richard con la mirada enfurecida, y con la mano le hace una seña a Jacinta como formando un arma de fuego y disparándole, Jacinta se muere de la angustia, no tenían idea que don Richard había regresado a la mansión.
Jacinta sentía morir al darse cuenta que su amo había descubierto el gran secreto que tan celosamente habían guardado con su esposo, no mas salió Ángel del agua le conto que don Richard había estado en el rio y que la había sentenciado a muerte, al verlos allí, semidesnudos, ¿pero cómo? preguntaba Ángel ¡no estábamos enterados de que vendría!
Jacinta responde, no, el día ha llegado, lo que mas temíamos ha ocurrido, debemos buscar a tu padre y debemos escapar de inmediato, ¿te enteraste a donde lo envió Maudiel?, si con doña Dalia, responde Ángel.
No podemos regresar a la mansión debemos irnos desde acá de inmediato, le dice Jacinta a su hijo.
Pero ¿y lo que tenemos para la partida? Pregunta Ángel
Jacinta- No podemos regresar a aquella casa, solo nos iremos con lo que tenemos con nosotros en este momento, vamos démonos prisa que Daniel no regrese a la mansión de los señores de Flades, él también corre peligro de muerte
Salieron pues apresuradamente aquellas dos personas con un sentimiento terrorífico el Sr. Richard de Flades ya estaba enterado de el gran secreto, en un solo momento se borró de su vida los momentos felices que vivieron mientras en el Amo no estaba en casa corrieron, como nunca en sus vidas.
¡Maudiel¡; -- gritó don Richard ya en la mansión,
Si amo, respondió aquel esclavo.
Llévate cuatro hombres al rio contigo y me traen atada a Jacinta y a su hijo, todos estos años me han visto la cara esos infelices esclavos y me preparas los aciales, ¿a qué hora regresa Daniel? -- Pregunta Richard.
A media noche, respondió Maudiel.
A ese también me lo encadenas, malditos engañadores, pero a partir de hoy nunca más se han de burlar de mí,-- dijo don Richard.
Perdón mi señor, pero se puede saber qué hicieron esos dos para que lo tengan tan enojado, no es posible que usted tenga solo unas horas de haber llegado y ya le hayan hecho enojar, preguntó Maudiel el capataz esclavo.
Richard- Hoy me entere de un vil engaño de todos éstos Años esos dos me han estado timando, pero vete y haz lo que te ordené, si amo, le respondió Maudiel.
Las horas se fueron volando, Jacinta y su retoño corrían como ciervos a casa de doña Dalia, segundos descansaban y luego continuaban, esperando interceptar a Daniel en el camino de regreso, ya habían recorrido mucho tramo de calle cuando encontraron a Daniel que regresaba con la encomienda.
Daniel algo terrible ha sucedido le dijo Jacinta, sofocada por la carrera, apenas y le salían las palabras.
¿Qué sucedió mujer que están haciendo acá? Dijo Daniel
Don  Richard, Don Richard, ha vuelto y nos vio bañarnos en el rio casi desnudos, a mi, y a Ángel, responde- Jacinta.
¿Qué, que? -Dice Daniel.
Que don Richard se ha enterado de nuestro secreto, ya lo sabe todo Daniel y me amenazo de muerte, por eso estamos aquí ya no podemos regresar a la mansión nunca más, regresemos con doña Dalia, ella sabrá que hacer, dijo –Jacinta.
Claro amor vamos, ¡que tragedia hoy se nos acabó la suerte!, respondió Daniel.
Jacinta- mientras vivamos Daniel luchemos por nuestro Ángel de luz.
Continuaron aquella carrera ahora se les unió el padre, la madre, el padre y su procreación corrían juntos como en estampida, corren la carrera de la vida literalmente.
El siguiente día había llegado Richard había quedado sedado por todo el licor que el dia anterior, por la furia ha consumido, baja gritando Maudiel, Maudiel, ya tienes a esos desgraciados listos para mi,
Maudiel responde, discúlpeme señor, no los hemos encontrado, toda la noche hemos buscado por los alrededores y no aparecen por ningún lado.
¿Cómo es posible que se te hayan escapado inútil? Gritó don Richard
Fuimos al rio como nos indicó no encontramos a nadie allí y Daniel nunca volvió de casa de doña Dalia, dijo Maudiel.
Vamos a casa de Dalia, de seguro están con esa vieja indeseable, vamos aprisa prepárame mi caballo dijo don Richard.
Raizad escuchaba horrorizada lo que estaba pasando, también miraba a Raimunda reír al ver que el amo Richard condenaba a muerte aquellos esclavos.
Daban ya las diez de la mañana Daniel, Jacinta y Ángel, llegaron a casa de Doña Dalia, al verlos ella corrió a su encuentro, ellos le contaron todo lo que había pasado y que ya no podían esperar más, tendrían que huir de inmediato.
Yo les ayudaré como lo prometí, no se preocupen yo les supliré todo lo que necesiten, pero no se pueden quedar aquí, Richard vendrá a mi casa en primer lugar para buscarles, Braulio y Rosa se encargarán de ustedes, Braulio y Rosa asintieron con la cabeza, perdonen pero en este momento yo voy  saliendo de urgencia, me llego un telegrama urgente mi padre está muy enfermo, pero no se preocupen, todo está listo, se va a ir al refugio secreto en la selva y todo les será suplido, pero vamos a prisa que el tiempo nos gana ventaja, dijo Dalia.
En el camino se encontraron don Richard y doña Dalia.
Viene doña dalia grita Maudiel.
Detengamos su paso, atraviesa a su paso la comitiva -- grita Richard.
Aquel escuadrón bloquea  el paso de carruaje de doña Dalia.
Dalia devuelve a mis esclavos, -- gritó don Richard
Vaya, vaya si es el descortés Richard de Flades el Conde, a que esclavos te refieres Richard, sabes que yo no tengo esclavos en mi casa, -- responde Dalia.
No te hagas la que no sabes, Daniel estuvo en tu casa haciendo unos mandados y no volvió a casa anoche y Jacinta con su hijo también desaparecieron, y como tu eres la salvadora de esclavos, estoy seguro de que tú los tienes a mis esclavos. -- Dijo Richard,
JA! Tus esclavos, sabes que muy pronto será abolida la esclavitud, me alegro porque hombres como tu ya no tendrán el poder sobre nadie, a  Daniel lo despedí desde anoche, no se que ha sido de él, si se escaparon de ti, que me alegro, pero yo no los tengo, y si yo pudiera ayudarles con todo mi gusto lo haría. --Responde Dalia.
Qué pasa si voy a tu casa y los encuentro allí, te acusaré de apoyar la fuga de esclavos o que me los has hurtado, -- dijo Richard.
Dalia responde.- lo sé eso lo has intentado desde siempre pero ve a mi casa y busca donde quieras, te vuelvo a repetir en mi casa jamás encontraras un esclavo, menos fugitivos, ve y revisa cada rincón te doy mi permiso. Decía esto porque sabía que cuando Richard llegara a su casa Daniel Jacinta y Ángel ya se habrían adentrado en la selva al refugio secreto.
No necesito tu permiso, llevo una orden del juez para catar toda tu hacienda y eso haré, yo se  que tu tienes a mis esclavos o al menos tienes que ver con su escape, -- dijo Richard.
Haz lo que quieras Richard, pero ahora déjame pasar que llevo mucha prisa, con un asunto personal. -- Dijo Jacinta.
Con un gesto  de Richard, liberaron el camino para que el carro de ¨Dalia continuara su camino, mientras Richard y su escuadrón se dirigieron a casa de Dalia, lleva resuello matar allí mismo a Daniel y llevarse solo a Jacinta con su hijo de regreso a la mansión, al llegar buscaron por todos los rincones de la casa de Rossi, el enfurecido Richard pega un grito de frustración al no poder encontrar a aquellos fugitivos esclavos. Su búsqueda se intensificó, su orgullo lo hacía ponerse más furioso, así los días fueron pasando.
Dalia llego con su padre, él estaba agonizando, Leo le cuenta, que fue al África por una mercadería, pero allí se había enfermado, enfermedad mortal le habían detectado, hicieron todo lo posible por salvarle la vida, a doña Dalia y a Leo les toca sepultar a su padre y abuelo un infarto le llegó a don Idelfonso y se lo lleva al mas allá, Leo decide seguir con el Dalia Marinera, como su abuelo quiso.   Dos años pasaron y Dalia se quedó solo con su Leo, quien ahora así de joven ya era el capitán del barco, enterraron a un padre y un abuelo muy amado.
En América la abolición de la esclavitud estaba llegando, doña Dalia debía regresar de inmediato, Leo yo me voy antes debo regresar porque nuestra lucha está dando resultado la esclavitud será solo una horrible historia del pasado nos vemos en unas semanas, le dijo doña Dalia a su hijo mientras lo abrazaba en el puerto donde se estaban despidiendo.
Richard todo el tiempo buscaba a sus esclavos, tiene determinado que debía matarlos antes que fueran libre y ya no fueran sus esclavos, su furia crecía con cada hora y cada día que iba pasando.
Al llegar de regreso Doña Dalia recibe la peor noticia, Richard se ha enterado del refugio secreto en la selva, está armando hombres para ir a cazar a los esclavos fugitivos y todos a muerte están sentenciados, se cree que el ataque está planeado par dentro de tres semanas.
¿Las personas que están en el refugio ya están enterados? Pregunta Dalia a Rosa.
Ya señora ya están enterados, le responde Rosa.
¡Imagino que ya habrán escapado¡ dice doña Dalia
Rosa responde, no doña Dalia se están armando ellos también dicen que ya están cansados de esconderse o andar corriendo, que tienen derecho a defenderse y lucharan hasta morir por su libertad.
¿Jacinta  y Daniel Ya salieron de aquel lugar? Pregunta Dalia
No señora, ellos estaban enterados de su regreso y decidieron esperarle a usted para tomar una decisión, dijo –Rosa
Está bien yo voy  encontrarme con ellos dile a Esteban que me prepare mi montura y mi caballo el viene con migo, ordenó Dalia
Dalia partió con Esteban uno de sus trabajadores hacia el refugio en la selva, Dalia no sabía que fue Esteban quien reveló a Richard, el lugar de aquel escondite de esclavos por una buena suma de dinero. Llegaron al refugio, Dalia platica con los encargados de aquel lugar consultándoles si ya están resueltos en llevar a cabo aquella fatídica decisión, a lo que ellos responden, si lo estamos, ella trata de persuadirlos, ya que la abolición de la esclavitud está a punto de ser firmada, por eso está ella ya de regreso en América, pero ellos dijeron, si guerra quieren guerra obtendrán, y los que muramos seremos libres por la eternidad, pero seguir corriendo nunca más.
Daniel Jacinta vengan con migo, Dalia dijo a sus amigos, yo puedo llevarlos a otro lugar, para que no tengan que pasar por esto, la abolición esta cerca, pueden sobrevivir y ser libres, vámonos de este lugar.
Daniel- Doña Dalia usted ha sido como un ángel de cielo par a nosotros, nos ha dado tanta ayuda y no queremos seguir siendo una carga para usted, nos hemos enterado de las barbaridades que don Richard dice nos hará cuando nos encuentre, nosotros queremos proteger a nuestro Angelito , por favor llévese a nuestro retoño si don Richard viene y no nos encuentra acá jamás dejaremos de correr  y al menos que nuestro Ángel logre sobrevivir que por esto hemos luchado todo este tiempo, que nuestro sacrificio, no sea en vano, que Ángel pueda ser libre, totalmente libre, don Richard quiere a nuestro Ángelito, si nosotros estamos entre los que atrapen o mueran mi ángel tendrá una oportunidad,  Doña Dalia veo que viene con esteban, no se fie de él mi doña, dicen que fue él quien nos vendió.
¿Por qué dice eso Daniel? Pregunta Dalia
Eso se dice por acá señora, le dice Jacinta.
Esteban le llamó Dalia a su empleado, por favor ve, de regreso a casa y dile a Braulio que se venga para acá tu y Fermín van a comprar más provisiones, y lo que rosa necesite en casa y pasan por el orfanato preguntando que necesitan y lo suplen también por favor Esteban y me esperan en casa, ve apresúrate.
Cuando Esteban se perdió entre la maleza les dijo doña Dalia a Daniel y Jacinta, si lo que me dicen es verdadero, no tardare en averiguarlo y he de despedir a Esteban, lo envié a hacer esto porque tengo un plan, Leo viene la próxima semana, me voy a llevar a Ángel, Leo se devuelve el siguiente día y que Ángel se embarque en el Dalia Marinera como tripulante y así podremos librarle de Richard, ojala no se atrase mas la firma de la abolición de la esclavitud, Jacinta ve por tu hijo se va con migo en mi caballo y si ustedes deciden irse y escapar de esto que viene, no lo duden, que son bienvenidos en mi casa ya los saben, si señora Dice Jacinta, yo mientras tanto inicio mis averiguaciones con  Esteban.
Jacinta corrió a donde estaba su Ángel, apresuradamente le comento lo que habían hablado con doña dalia y arreglándole lo poco que tenia, le decía recuerda criatura nadie debe enterarse del secreto, cuando la esclavitud ya no exista mas, entonces podrás divulgar tu secreto, es por tu bien mi amado hijo, le decía mientras le daba un fuerte abrazo y lloraban en la despedida, Daniel los esperaba afuera y al salir se despidió de su amado Angelito, no sabían si se volverían a ver.
Cuando Braulio llegó, Doña Dalia  les preguna a  aquellos fugitivos esclavos, ¿ya estamos listos?, vio la maleta de Ángel y dice eso no va ser necesario, yo le supliré lo que necesite pero nos vamos ya, debo llevar a Ángel con uno de mis amigos porque era verdad, Esteban es un traidor, no debe enterarse que Ángel salió de aquí con migo vamos hijo le dijo mientras se subían al corcel.
Salieron de aquel lugar, por un camino diferente del que habían llegado, temiendo una trampa al regresar, el destino ya estaba echado Ángel huía una vez más, pero esta vez, de sus padres se había separado, en el camino, Doña Dalia fue contando a Braulio todo lo que estaba pasando, Lo Sabia le dice Braulio, había algo en ese Esteban que jamás de dio buena espina, yo tengo una chocita cerca del puerto, podemos llevar a ángel para allá, si usted gusta, está bastante escondida y es muy segura, claro, me parece la dice Doña Dalia, Ángel te llevaremos para allá y no te preocupes yo haré que tengas lo necesario y que no te falte nada. Ángel responde, gracias Doña Dalia, es usted muy buena, prometo no causarle problemas, pero dígame por favor, ¿es muy difícil acostumbrarse a la vida como marinero?
Todo es cuestión de tiempo, al principio si te será un poco difícil pero con los días serás un experto en la vida sobre el mar, además mi hijo es el capitán, estarás seguro y el te ha de apoyar, ¿recuerdas a Leo mi hijo verdad? Jugaban juntos cuando eran unos niños muy pequeños. Dijo Doña Dalia
Ángel responde- No tengo muchos recuerdos con sinceridad, pero si su hijo es como usted también ha de ser muy bueno.
No deja lo bueno, es buenísimo y muy bien parecido, a cada puerto que visita dicen que tiene una novia, entonces pienso es bueno pero es un don Juan mi Leo, dice Doña Dalia con una sonrisa en su rostro.
Unos días pasaron, el dalia marinera estaba atracado listo para llevar consigo a Ángel, el plan ya estaba hecho, todos los documentos listos, solo esperaban el momento en subir a bordo a un nuevo tripulante, pero, sorpresa Richard y su coalición atacan el refugio secreto en la selva así de repente se arma la balacera como una guerra gritos y decesos, Richard busca lo que por derecho le pertenecía, se había enterado que en pocos días se firmaba el acuerdo para abolir la esclavitud, por eso decide irrumpir en aquel lugar, que bien que, ya estaban preparados los esclavos fugitivos de aquel refugio que ya no era un secreto,  Braulio recibió la orden de doña Dalia ve por ángel y llévalo con Leo pero que no suba solo, si no acompañando acompañado con la tripulación, la guerra entre amos y esclavos de ha desatado. Entonces Braulio cumple a cabalidad lo que se le había ordenado.
Ángel, el Duque y su coalición han atacado el refugio debo llevarte al Dalia de inmediato, dice Braulio cuando llega a su cabaña.
Mis padres como están, están bien verdad, yo no me puedo ir sin mis padres están corriendo peligro, dijo Ángel
No te pongas terco muchacho tonto, tus padres están haciendo esto para que tu logres vivir, no desprecies el sacrificio de tus padres y vámonos ya, no sabemos cómo están las cosas en el refugio solo sabemos que están siendo atacados, anda vamos que el barco está por zarpar.
Con lagrimas en sus ojos y gemidos acallados Ángel lloraba por sus progenitores no sabiendo que iba a pasar, pero decidió embarcarse, y así cumplir el sueño de sus padres de verle a él en libertad.
La coalición de Richard ya están dentro del refugio en su camino, se apareció Daniel el padre de Ángel, herido por la balacera, ¿Donde está tu mujer y tu hijo maldito esclavo?  Le grita Richard.
Daniel-no lo sé, ni aunque lo supiera le diría.
Richard no lo pensó y le dejó ir una bala entre los ojos con todo su coraje; el padre de Ángel ha muerto; solo me falta encontrar a esas dos personas malditas, Jacinta y su engendro, se dijo el malvado y asesino Richard de Flades.
La balacera continúo muchas víctimas en aquella batalla cruel y sin cuartel.
Braulio llega con Ángel al barco, donde está su capitán, preguntó, en seguida viene les respondieron, de repente aparece el capitán, allí está le dice alguien mas,
Joven Leo, este es el encargo de su madre dijo Braulio.
Si recién estuve hablando con mi madre ya estoy completamente enterado en pocas horas zarpamos, por favor vamos a bordo Ángel -- dijo Leo, dile a mi madre que me mantenga al tanto de la situación con los esclavos, que le diga a Jacinta y a Daniel esperando que sobrevivan, que su hijo estará a salvo con migo, que pierdan cuidado.
Claro joven, yo le diré a doña Dalia con mucho gusto, les deseo un bendecido viaje y esperemos vernos pronto.
Aquel barco zarpó hacia Europa, mientras en el refugio se llevaba a cabo una sangrienta batalla, Richard buscaba frenéticamente a Jacinta, los esclavos estaban siendo masacrados por rebeldes e insubordinados decían sus asesinos, Jacinta estaba escondida en un arbusto cuando vio que Richard de Flades se acercaba a ella intento salir corriendo, pero aquel desalmado sin compasión le disparó a la pierna, hiriéndola en el acto, Jacinta cayó al suelo gritando de dolor apretándose la pierna izquierda, exactamente donde había entrado la bala, al fin te encontré maldita esclava, eres una mentirosa ,sabes cómo está tu Daniel por mentiroso, muerto, con una bala en medio de los ojos, ahora  dime tu, ¿en dónde está tu cria? No creas que no le vi en aquel rio bañándose casi desnudo junto a ti, ¿dime dónde está?
Jacinta dijo.- No se donde está en estos momentos, y ni aún si lo supiera se lo diría, yo se como es usted, usted es un maldito degenerado, gracias doy que mi hijo se encuentra lejos de sus garras, si quiere matarme hágalo, que espera.
Richard le dio una tremenda bofetada a Jacinta que la hizo enterrar el rostro en el polvo, maldita embustera, le grita, nunca estuviste marcada por ninguna cicatriz, eres una bruja y como bruja te voy a quemar, pero dime donde está tu Ángel y te perdono la vida.
Jacinta- Usted es un mentiroso y un hombre malvado muy cruel por eso fingí con mi maquillaje estar marcada de mi rostro, para que usted me viera despreciable, y lo logre estoy feliz de que ahora me vea como me ve, viejo cochino, jamás podrá ponerle una mano a mi hijo, máteme ya viejo malvado, porque mi Ángel ya está muy lejos de su mano.
Richard- No te voy a matar esclava maldita, desde hoy vas a pagar todas tus mentiras y cuando me canse de ti te voy a quemar como una bruja. Esto le decía mientras la arrastraba halándola hacia el lugar en donde estaba tirado Daniel y al llegar a ese lugar de un empujón  la avienta sobre el cadáver de Daniel, allí está tu maridito bien frio.
Jacinta lo reconoció y con un llanto amargo abrazó el cadáver que aquel hombre que tanto había amando, ahora todo había acabado, pasaron unos de la comitiva y le dijeron al Conde, señor encontró a sus esclavos, Richard respondió, si los he encontrado, el de la comitiva le dijo casi todos los esclavos hemos diezmado, los herido y los que se entregaron serán devueltos a sus amos creo que ya hemos acabado, Muy bien logrado dijo Richard entonces vámonos, subió a Jacinta a uno de los caballos y la llevó con él a la misión  de Richard de Flades, Cuando llega a casa con Jacinta ensangrentada y golpeada Raizad veía horrorizada, mientras que Raimunda se condolí  también Raimunda había cambiado, don Richard llevó a Jacinta a un establo y allí abusó de ella, cobrando así el engaño de todos aquellos años, estuvo muchas horas en aquel lugar flagelando a aquella pobre mujer herida y adolorida, Raizad se quedó esperando hasta que el amo salió de aquel establo, vio que don Richard entrara a la mansión y fue a ver como ayudaba a su amiga que había vuelto herida y sangrando, al entrar vio a Jacinta totalmente desnuda y desangrando, corrió hacia ella y con cuidado le abrazó e intentó consolarle.
Amiga hasta cuando puedo verte,  y mira en qué condiciones te ha dejado, que pasó con Daniel y tu hijo, pregunta Raizad a Jacinta
Jacinta- Daniel murió el amo lo mato de un tiro en medio de los ojos, yo lo vi ya muerto, mi hijo logró escapar, pero yo volví al infierno de este lugar, fui baleada golpeada y abusada por don Richard, gracias amiga por estar con migo en ese momento
Raizad- con gusto lo hago amiga, te voy a ayudar con la bala, cuanto lo siento, ¿que mas puedo hacer por ti dime?
Jacinta- amiga no quiero que te metas en problemas con el amo, pero si pudieras poner al tanto a doña Dalia,
Raizad- no te preocupes por mi amiga yo no corro peligro aun tengo la protección de mi padre, yo iré a poner al tanto a doña Dalia con gusto, sabes mi padre me prometió que me llevará con él  a España al abolirse la esclavitud.
Jacinta- que bien amiga me alegro por ti, pero por favor ve y dile a doña Dalia lo que nos ha pasado por favor.
Richard roncaba en su cama, mientras Raizad curaba las heridas de Jacinta, en el refugio se contabilizaban los muertos y se encarcelaban los sobrevivientes y heridos esclavos, Doña Dalia espera por noticias en la seguridad de su hogar y Ángel  se encontraba mareado y desconcertado en alta mar junto a Leónidas y su tripulación y Daniel había cruzado el umbral y nunca más podría regresar.  Raizad llevo la noticia a  doña Dalia sobre sus amigos esclavos, quien al enterarse no lo podía creer, inmediatamente, busco la manera de agilizar la abolición del la esclavitud, Jacinta no podía seguir en las garras de aquel despiadado animal.
Cuatro días habían pasado Jacinta se recuperaba milagrosamente gracias a los cuidados de Raizad, su tortura no termina era incesante, aquel despiadado hombre la flagelaba preguntado donde está tu Ángel, pero Jacinta callaba, por más dura que fuera la tortura aquel hombre jamás debía enterarse donde estaba su hijo.
Dalia se enteró que Esteban además de su traición se había confabulado con don Richard para acusarle de perpetrar las fugas de muchos de los esclavos que se habían escapado de sus amos, Dalia no podía hacer mucho mas ya, al séptimo día de aquella masacre de esclavos dalia fue detenida para ser juzgada por los crimines que se le acusaban, Dalia encargo a sus mejores contactos y amigos proseguir con el trámite de abolición , no podían dejar pasar mas tiempo, con ella en la cárcel, no iban a detener aquel especial tramite, Richard estaba haciendo todo lo posible por lograr una condena en contra de Dalia, mientras se aclaraba la situación Dalia estaba en prisión.
Jacinta es acusada de brujería, Richard apoyado por las evidencias que ahora ya no se veía desfigurada o marcada, dijo que ella era una poderosa bruja, con la ayuda de Maudiel logran condenar a la hoguera a Jacinta, Dalia no puede ayudar a  Jacinta desde la cárcel por lo que al enterarse de tal cruel noticia, ruega desde la cárcel que su amiga no tenga tan cruel final, pide a sus amigos que hagan todo lo posible para lograr la liberación de Jacinta lo más pronto posible. Ahora el tiempo y la situación les está jugando una muy mala jugada, todo iba tan bien, el regreso de Europa de Richard lo había estropeado todo, Daniel muerto, Jacinta condenada a morir en la hoguera acusada de brujería y ella en prisión, los planes habían dado un vuelco de ciento ochenta grados, al menos Ángel estaba a salvo como deseaban sus padres.
En el mar, un mareado Ángel, uno de esos días, mira solo,  al sol ocultarse Leo lo ve desde lejos como desconsolado y decide acercarse para platicar un rato.
Leo-Hola Ángel te veo muy acongojado  ten ánimo y recemos para que obtengamos buenas noticias, con mi madre quedamos que al contar ella con noticias nos  estaría informado de inmediato
Ángel- Gracias joven Leo, no se cómo podremos pagarles tanta bondad a usted y a su madre
Leo- <No nos deben nada, para mi madre y yo es un gusto poder ayudarles, y por favor solo llámame Leo , somos amigos desde la infancia no se si recuerdas  cuando jugábamos en los jardines de mi casa
Ángel- gracias joven, perdón Leo, no tengo muchos recuerdos de esas épocas, pero gracias por  todo.
Leo- no te preocupes es un gusto, de seguro no recuerdas porque estabas más pequeño te llevo unos años, pero yo siempre seré tu amigo yo te voy a enseñar el oficio de un marinero como mi abuelo me enseño a mí y tendrás un tutor como yo.
Los días fueron pasando, Leo y Ángel de Luz se lo pasaban muy bien en aquel enorme barco, jugueteaban como dos niñitos cuando estaban solos y  solo si, el trabajo les dejaba algún chance, esperaban noticias de Doña Dalia, madre de Leónidas, respecto a la suerte de los padres de Ángel. El ultimo telegrama recibido era demasiado perturbador, las noticias eran desagradables, todo se había ciado, Leo Sabia que por nada de lo que había ocurrido podían regresar con  Ángel, además en la carta leían que Doña Dalia estaba siendo cuidada por los mejores amigos que tenias y que están trabajando para apoyar a su madre, eso le daba mucha tranquilidad, a su vez Ángel  estaba muy  triste por la muerte de su padre y Saber que su madre iba a morir en la hoguera, sentía morir, pero había prometido que sería libre, por el mismo  y por sus padres también.
Ángel—Leo podríamos regresar a casa, no me importa lo que pase con migo, regresemos por favor, mi madre será quemada en la hoguera y tu madre está presa, por favor volvamos.
Leo—No es posible Ángel, yo se la situación en la que están allá, pero recuerda lo que esta sucediendo, con tus padre y mi madre, es para que tu puedas estar libre.
Ángel—Leo por favor volvamos, no me importa morir, pero quiero hacerlo defendiendo a mi madre al menos
Leo – No Ángel no podemos volver entiende, tus padres y hasta mi madre puede morir para darte la libertad y si volviéramos, no podrás hacer nada, porque a ti también te buscan como esclavo no llegaríamos en tiempo prudencial, te apresarían de inmediato al llegar a puerto y hasta podrías morir, y yo también contigo, por favor permite que el sacrificio de tus padres no se en vano, se libre para ti y por ellos como me has dicho  que les prometiste. Llora, SI, llora, yo se que es terrible, pero nada podríamos hacer al regresar.
Leo abrazó a Ángel fuertemente, mientras él lloraba inconsolablemente por lo que estaba sucediendo en su familia, lloraba como un pequeñín que no quiere ser consolado, Leo al ver a su amigo llorar, se le aguaron los ojos mientras lo abrazaba, pero no soltó ni un solo sollozo, para no hacer sentir aun peor a Ángel , pero sí  que le brinda el mayor consuelo que puede mientras le abrazaba afablemente, también compungido, por la situación de su madre, pues no sabía cómo iban a proceder las autoridades, con respecto al caso con el que se le había acusado a Dalia.
Los días seguían su curso, Leo y su tripulación consolaban y animaban a Ángel, mientras Ángel se dedicaba al estudio de las leyes de su nación junto a Leo teniendo la esperanza de poder ayudar  a Doña dalia al tener la oportunidad de volver a su nación.
Un inesperado día, la noticia tan esperada por Dalia y todos los esclavos que luchaban por la libertad, llegó, Libertad a Los Esclavos, aprobado y decretado, todos los esclavos deberían ser liberados y si seguían en las casas de sus amos, debían recibir un sueldo por sus labores dentro de las mansiones. La fiesta y la algarabía resonaba por las calles, Dalia muy alegre en su prisión, acusada de sedición y hurto con agravantes, permanecía dentro de reformatorio mientras se presentaba todas la pruebas en su contra y se dictaba alguna sentencia. Aun día de que se cumpliera la sentencia en contra de de Jacinta, un milagro, eso era, se decía Jacinta al recibir la noticia que ya era una mujer libre de la esclavitud, aunque condenada por bujería, al menos la esclavitud había sido abolida, la muerte de Daniel y de muchos de lo que estaban a favor de la abolición estaba dando su fruto, pero una luz brilló, la sentencia fue aplazada porque ya Jacinta como mujer libre podría apelar y luchar por su libertad, Dalia al enterarse de dichas buenas nuevas, solicitó a sus abogados que llevaran el caso de Jacinta, por lo que el día en que Jacinta debía morir por bruja como esclava, se llevaría a cabo un nuevo juicio en donde como una mujer libre expondría las razones por la cual se hacía parecer abominable antes sus malvados amos haría una demostración y  como era que lo hacía, el caso estaba ganado eran las expectativas de los abogados.
Richard presenciaba aquel juicio, rabioso furioso, lo que había esperado, se le escapaba de entre las manos, él ansiaba ver morir a Jacinta derretida entre las llamas, según él, porque así pagaría todo lo que le había robado mientras se disfrazaba como desfigurada. Las pruebas y los argumentos presentados convencieron al jurado, el veredicto, INOSENTE, no cabía duda lo que estaban pasando  aquellos benévolos personajes en las fechas anteriores, sólo parecían como un pequeño susto, un pesadilla de la que están despertando, la felicidad en el rostro de los que apoyaban a los esclavos de notaba a leguas¸ mientras los acusadores junto a Richard se sentían humillados, el rostro de furia en el Sr. De Flades no daba para más. Los tres días que duró aquel juicio fueron casi eternos pero la victoria para Jacinta, Dalia y el Fallecido Daniel había llegado su Ángel ya no era más esclavo era libre, esto resonaba en los pensamientos de Jacinta, al fin somos libres, su sonrisa era de mucha satisfacción, el sufrimiento y el miedo casi quedaban en el olvido por completo. Richard casi explotaba de lo furioso, él aun era un peligro, Dalia lo sabía por eso ordenó que custodiaran a Jacinta todo el tiempo que fuera posible y necesario.
Richard le da una orden a Esteban.
Ve tras Jacinta y cuando tengas la oportunidad le das un tiro en la cabeza, yo quería ver arder en el fuego, pero me basta con que muera, ve i no me falles, mátala. Mientras abre una carta que recibe desde Europa de parte de la esposa de Xavier Cortázar, Richard espera que Esteban se aleje y comienza a leer, en la carta decía que Judith su esposa había Fallecido en un incendio ocurrido en un hotel de Praga, allí falleció calcinada junto a su esposo Xavier Cortázar en una cama en la habitación ochocientos ocho, ambos en la misma cama, si no viene por el cadáver de su esposa, será sepultada en fosa común. Que la tiren a la calle si quieren, se dijo Richard, tengo cosas más importantes ahora, sabiendo al fin el negocio que su esposa tenia con el Sr Cortázar y mientras planeaba su siguiente movimiento.
Esteban teme a las autoridades y vuelve a don Richard y dice – pero Don Richard que pasa si las autoridades se enteran.
Richard – Por las autoridades no te preocupes Esteban, cúmpleme y te vienes directo con migo y te sacaré de este país, sólo no me falles.
Esteban – Confío en usted Sr. De Flades.
Jacinta salió total y completamente libre de aquel palacio de justicia, al salir extendió sus brazos y pegó una bocanada de su nuevo aire de libertad, viva, al momento, y al fin libre. Unos guardias y los trabajadores de la casa de Doña Dalia la llevaron a la casa Di Rossi, bien custodiada, como un prominente político, así partió en un carruaje, la ahora libre, Jacinta. Esteban acechaba en el camino, esperando poder cumplir con la orden de Don Richard, adelantando en el camino, cuando la comitiva pasaba por donde él estaba al asecho, escondido, Esteban buscó el momento más preciso y le disparó a Jacinta en repetidas ocasiones, pero falló, en vez de pegar en Jacinta las balas, algunas hirieron a uno de los guardias que iban en la comitiva, Esteban al ver su falla, intenta darse a la fuga, pero es perseguido por los militares de la comitiva, y entre disparos y carreras de caballos, a la distancia un disparo atraviesa el corazón de Esteban por la espalda, cayendo éste al suelo estrepitosamente, Esteban murió en aquella fallida huida. Jacinta llegó a la casa Di Rossi, sana y salva, donde la esperan sus amigos y Riazad con una mega gran noticia, el padre de Raizad se la llevaba con él, Raizad era la única hija de aquel hacendado que la había engendrado muchas años atrás y ahora también Raizad era la única heredera; que felicidad, las cosas no podían ir mal, lo lamentable, Doña Dalia aun estaba en prisión, desde allí nunca se había olvidado de su promesa y desde allí coordinaba y pudo seguir trabajando y lograr su cometido, pero pondrían todo de su parte para lograr que la señora buena, Doña Dalia, saliera en libertad, así el gozo seria pleno para todos, Jacinta, contaba los segundos para poder ver y  abrazar a su Ángel, con orden de la señora Dalia se realizo una gran fiesta, Todos los ex esclavos estaban invitados, a esa fiesta, llegó Raimunda, a esa fiesta, le pidió perdón a Jacinta, Jacinta por tener un buen corazón le perdonó completamente porque Raimunda también le había ayudado mientras estuvo siendo masacrada por don Richard, Raimunda prometió mantener informada a Jacinta de los planes de don Richard de Flades en, aquel dia con su noche no había espacio para el miedo, el rencor ni los pesares, era un día de fiesta  de amor y de perdón.
La tormenta y la oscuridad de la noche
Esta fue la noticia que recibieron Leo y Ángel en alta mar. Los jóvenes no cabían de felicidad por lo que con euforia comenzaron a gritar y saltar con júbilo una batalla se había ganado, aquellos jóvenes gritan y brincan frenéticamente en altamar, tanto que Ángel colisionó con Leo haciéndolo caer y a su vez caer sobre de Leo, sus rostros quedaron frente a frente, las risas pararon, solo una sonrisa en los labios, y una mirada profunda entre aquellos dos jóvenes, la misma mirada que se había hecho notoria en un par de ocasiones entre aquellos jóvenes amigos, una nerviosa y una tensa mirada, extraña mirada, Leo frunce el ceño y de un aventón enojado se quita a su amigo de encima suyo.
Ángel se levanta muy nervioso y avergonzado, dice, Discúlpame Leo, la euforia me ganó y no me di cuenta que te botaba, además te caí encima, mis disculpas.
Leo responde, no te preocupes, ninguno nos dimos cuenta, ambos fuimos culpables, pero ya dejemos ese accidente a un lado y planeemos nuestro regreso a casa, ¿Te parece?
Ángel – Claro nuestro regreso, que emoción, Leo, mi madre viva y libre completamente, lo puedes creer, ahora volvamos y luchemos por la libertad de tu madre.
Leo --  Claro ahora debemos enfocarnos en eso, en la libertad de mi madre, todos estos días de estudio de las leyes que hemos tenido, creo que podremos ganar el caso.
Ángel --  si, esperemos regresar pronto, por cierto ya te hace falta un recorte de cabello y barba
Leo – Si es verdad, ya parezco un ermitaño cavernícola, jajajajaja, pero mañana te pido si me ayudas con el recorte
Ángel --  Con gusto amigo, pero tengo que decirte algo muy importante, ahora que la esclavitud ha sido abolida…
Leo – Si, pero dímelo otro día, estoy muy cansado ya es muy tarde vamos a dormir,
Ángel – ¡Leo pero es algo importante y tengo que decírtelo!
Leo  -- Otro día, si por favor Ángel, estoy muy cansado y ese golpe que me diste casi me noquea, si por favor, vámonos a nuestros camarotes y dormimos.
Ángel – Claro amigo, otro día será.
Leo partía hacia su camarote mientras Ángel se quedó toda la noche soñando y contemplando las estrellas, se quedó pensando en esos momentos donde Leo le regala una mirada muy tierna, pero también profunda que se vuelve tensa entre los dos, pensaba, que será lo que Leo piensa de esas miradas extrañas.
Raimunda notifica a Jacinta que el Sr. De Flades ha resuelto matarle a como dé lugar, por lo que doña Dalia decide cambiar cada poco de lugar de residencia a Jacinta, para evitar que el Duque la encuentre, mientras ella, doña Dalia, también esperaba el momento en que pudiera llegar a una resolución con su caso, Jacinta y Dalia esperaban con muchas ansias el regreso de sus hijos que ya hace muchos días se embarcaron, dos años hace ya que todo aquello había pasado, pero no podían volver aquellos jóvenes, porque para poder mantenerse alejados de su país, mientras se aprobaba la abolición de la esclavitud se habían comprometido con muchos negocios, que les mantenían alejados, pero el día de su regreso estaba cercano.
En el Dalia Marinera los días pasaban con normalidad , Ángel a sus diecisiete años era una persona marinera y preparada en leyes, esos momentos de tensión seguían sucediendo, los rumores de que algo extraño se estaba desatando entre los jóvenes corrían entre la tripulación, a Ángel no le molestaba en lo absoluto, pero a Leónidas no le hacía mucha gracia.
El día de otro recorte de cabello llego, Ángel se había vuelto diestro para éste oficio por lo cual era el peluquero de todos los tripulantes en el Dalia Marinera, pero en esta ocasión, le tocó el turno a Leo, otra vez.
Ángel le dice; ahora te vez, como uno de esos hombres del medio oriente, amigo.
Leo – si lo sé ya me urge un recorte, por favor señor peluquero haga su magia en mi, jejeje
Ángel --  con gusto señor capitán, respondió con una amplia sonrisa en sus labios, mientras Leo se acomodaba en la silla.
Ángel comenzó con su trabajo, primero el cabello, muy con cuidado recortó el cabello de Leo y posterior procedió con la barba, mientras platican de lo cerca que están por regresar a casa, en la plática estaban y Ángel perdió la concentración y la precisión y causo una pequeña herida en la mejilla de Leo, ¡Ay! Exclamó Leo,
Ángel --  Leo lo siento, dijo mientras con su dedo limpiaba la sangre que brota de la herida de aquel rostro completamente afeitado únicamente un pequeño hilo de sangre lo mancha, corrió por un paño y poco a poco la sangre fue mermando, cuando ya apenas y salía sangre, con su pulgar acariciaba la pequeña herida en el rostro de Leo, aquella mirada volvió a surgir después de algunos días que ya no se le era permitida surgir, sus ojos se clavaron, la tensión volvió, Ángel aprovecha aquella ocasión y pregunta:
¿Leo, por qué me miras así?
Leo -- ¿Así Cómo?
Ángel --  ¡de esa manera!
Leo -- ¿Cuál manera? No te entiendo Ángel!, sabes que, yo soy el que ya está cansado de esas miraditas, no me gusta lo que se está comentando entre la tripulación, no está bien y lo sabes,
Ángel – Si lo sé Leo, pero permíteme confesarte algo de mí, por favor
Leo – Ángel, no, no quiero escuchar nada, no quiero enojarme contigo, sabes que no es posible nada entre nosotros, nada me puedes decir que me haga cambiar de opinión, sabes al llegar a casa, debes buscar algo más que hacer, para evitar la habladuría de mi tripulación he decidido, ya no subirte a mi barco,
Ángel – pero Leo déjame explicarte algo, yo se que está muy mal en que algo entre tu y yo pase algo, todas esas veces cuando jugueteamos y llegamos a esa situación incómoda me ha obligado a hacerte esta pregunta, no creas que no me incomoda y me tensa, pero necesito me escuches y me des una respuesta por favor.
Leo --  no insistas Ángel, no quiero escucharte mas, es más, tu y yo no nos vamos a encontrar más en éste enorme barco, hay suficiente lugar, para no vernos nuca mas, esto que sucede me incomoda mucho, jamás había pasado eso con migo, jamás, me tensas e incomodas tanto que hasta me duele pensarte.
Ángel – pero Leo quiero que me escuches, tengo algo importante que decirte, yo también estoy pasando por lo mismo pero si me dejas explicar será bueno para nosotros.
Leo --  Calla ángel, no quiero escuchar mas, nunca debí decir lo que dije, pero es la verdad, jamás me había pasado esto, solo contigo me vino a suceder esto, y no quiero que siga sucediendo, hasta siento que te odio y me odio también por odiarte, basta ya, no me vuelvas a buscar, yo no te buscaré a ti mas y así nos evitamos esto, que no, nos es licito, yo en proa tu en popa, tu a estribor yo a babor, yo sobre cubierta tu bajo cubierta , evitemos encontrarnos por faovr, no quiero reaccionar de una manera feroz o equivocada contra ti, por favor evitémoslo, te quiero si, pero como mi amigo o hermano.
Ángel – Leo por favor….. dijo-- mientras lo tomaba de uno de sus brazos con toda su fuerza.
Leo – suéltame por favor no quiero golpearte, entiende no quiero escuchar ningún plan, me voy, en cinco días zarpamos a casa y gracias que esto se acaba de una vez y para siempre.
Ángel – Leo por favor déjame explicarte algo, decía mientras caía de rodillas llorando y gritando a Leo que no se fuera sin escucharle, algo importante que tenía que decirle, pero Leo nunca le da esa oportunidad.

Jacinta, se debía mover a cada poco tiempo de un lugar a otro evitando la cacería que Richard había emprendido en contra de ella, como fugitiva, su paz no duro tanto, por esa cacería el caso con Dalia de Rossi se había quedado en el olvidado. Tanto fue el afán de Richard de Flades que un día encontró a Jacinta, dio con la dirección exacta donde se alojaba, vigiló tanto hasta que pudo encontrar la manera de poder raptarla, en una noche que Jacinta volvía tan tranquila, de una reunión donde ella brindaba charlas de ayuda, baja del bus, como siempre a dos cuadras del la casa donde habita, Richard ya estaba allí esperando por ella, Jacinta ya caminando descuidada del peligro que le acecha, camina tranquilamente, Richard se para por donde ella iba un poco adelante, de repente Jacinta levanta la mirada y ve a Richard, se queda unos segundos petrificada, de pronto Richard inicia a dar pasos, ella instintivamente decide volver de donde venia corriendo, pero al ver que no hay quien le brinde ayuda ve un callejón medio oscuro a donde decide correr para intentar salvar su vida, Richard viene tras ella decidido a quitarle la vida, Jacinta corre como aquella vez cuando corrió desde aquel rió donde Richard vio la persona totalmente desnuda de Ángel su hijo, ella corría con toda su fuerza pidiendo por ayuda, pero se encontró en un callejón sin salida, ni una sola alma que pudiera escuchar su suplica, Jacinta grita desesperada, como un ciervo cuando se ve ya en las fauces del felino feroz, no tenía nada con que defenderse, Richard estaba sobre ella deteniendo poco a poco la velocidad de su carrera, como fiera que caza es aquella ecena, una risa maléfica y diabólica le muestra a Jacinta.
Richard – Maldita y mentirosa esclava, al fin te encontré, sabes, hasta hoy gozaste, porque hoy vas a morir.
Jacinta – Por favor Don Richard ya olvide el pasado y déjeme ser libre, no me mate, por favor
Richard --  Yo jamás olvido a alguien que me engaña y me roba, no implores piedad porque no la tendré
Jacinta – Lo sé, pensé que el tiempo lo había cambiado, pero el diablo nunca cambia, porque eso usted, pero puede matar mi cuerpo, pero mi alma siempre seré libre.
Richard – A ti no te tendré pero a tu Angelito si que lo tendré, ya se donde está, ya sé con quién ha estado todo este tiempo, pero muy pronto estará con migo.
Jacinta –No! Mi Ángel no!, pero no se le olvide que la esclavitud ya fue abolida ya hace mucho tiempo ya, no puede hacer nada con mi Ángel como esclavo
Richard – Lo sé, pero no será como mi esclavo, no se te olvide que puedo hacer mucho y quedarme con mi gusto y al encontrarlo será mi mayor prueba para poder refundir a tu protectora Dalia en la cárcel hasta que muera allí, podrida, llévate eso a la tumba.
Detonaciones de arma irrumpieron el silencio de la soledad de aquella triste noche, Richard mató de seis disparos a Jacinta, uno en la frente, otro en el corazón y cuatro más en diferentes partes del cuerpo.
Doña Dalia su madre nos nos a que le enviemos ésta noticia desde la cárcel. Este fue también el mensaje contenía el telegrama que recibió Leo ya volviendo a casa, enterándose del triste final de Jacinta ¿qué hago? se preguntaba Leo ¿cómo le digo esto a Ángel? se pregunta Leo, ya que Leo está ocupado en su que hacer lo más alejado de él como se lo había pedido, tengo que ser yo quien de ésta terrible noticia, se decía así mismo.
Teniente ¿sabe usted dónde se encuentra exactamente Ángel?, pregunta Leo el capitán a su teniente que tiene su misma edad.
Teniente --  mi capitán se encuentra haciendo recorte de cabello al contramaestre, ¿necesita que lo envíe con usted mi capitán? Pregunta el teniente.
No, no se preocupe Teniente, tengo una trágica noticia que darle yo voy donde está para dársela personalmente, la madre de Ángel ha fallecido, y no sé cómo vaya a tomar esta noticia, responde Leo, fue al lugar de siempre donde realizaban recortes, a buscar al joven, no lo encuentra allí, de momento pasa otro de los tripulantes y le pregunta, si vio a Ángel, si responde el tripulante, lo vi entrar en el camarote del contramaestre, gracias, dice el capitán. Leo se preguntó ¿Por qué ángel tendría que ir hasta el camarote del contramaestre, que raro, y se dirigió a dicho camarote, apresuradamente para dar la noticia y cerciorarse que todo está bien, llegando y llama diciendo ¿contramaestre se encuentra usted por acá? ¡Si capitán por favor pase adelante esta abierto, dice el contramaestre. Me comentaron que Ángel estça con usted, si acá estoy mi capitán responde ángel. Ángel podemos hablar un momento, claro mi capitán, solo deme unos segundos y termino de afeitar al contramaestre y voy, responde Ángel. Mi capitán pase adelante, dice el contramaestre. No mejor espero, es algo muy importante y delicado de debo platicar con ángel y deseo que sea a solas gracias, espero acá. Ángel termina su trabajo con el contramaestre y sale del camarote.
Ángel --  Mi capitán tantos días sin verle, cumpliendo con lo acordado entre los dos, necesita le haga un recorte, veo que ya lo necesita
Leo --  No ángel, gracias pero no necesito un recorte de cabello ahora, ¿Por qué has venido hasta el camarote del contramaestre a realizar recortes, acaso no tenemos un área designada para eso?
Ángel – Sabes, que el contramaestre se le torció un tobillo y no puede movilizarse con facilidad verdad, o ¿Es que a él también lo alejaste de ti y no lo has visto como a mí?
Leo – disculpa mi pregunta y olvídalo, tengo algo muy importante que debo decirte de inmediato, debe ser en privado, por favor vamos a tu camarote.
Ángel --  ¿ A mi camarote, no es que, no quiere que me ven junto a usted Por qué no, mejor me lo dice aquí?
Leo – Es algo muy serio Ángel y prefiero sea en privado, ¿vamos por favor?
Ángel – ¡Claro sígame!
Aquellas dos personas se dirigen al camarote de Ángel, en el camino Leo tras Ángel iba pensando cómo le diría aquella triste y cruel noticia a su amigo, después de varios días que le había pedido se separaran para siempre para evitar, aquellos encuentros y miradas tensas y extrañas y las habladurías de la tripulación, Leo está enojado, acongojado y confundido por aquellos eventos. A su vez Ángel está pensando que, Leo le va a decir que va a acortar el abismo que abrió entre los dos, pensaba que había recapacitado después de aquellos días y que volverían a compartir como antes, él iba emocionadamente entusiasta, pero lo sabia disimular, no quería incomodar a su amigo, planeando decir lo que tanto había tratado de confesar a Leo, llegaron al camarote, ingresaron y Leo cierra la puerta tras y dice:
Lo que tengo que decirte es muy duro, no sé cómo lo vayas a tomar, vine todo el camino pensando como decírtelo pero no encuentro palabras.
El rostro de Ángel se demudó al escuchar la palabra duro, toda su fantasía se borro de su pensamiento, no sabía que esperar, a ver dime, le dijo a Leo.
Recién recibí noticias de casa por telégrafos, siéntate por favor, acomódate, tengo que darte una trágica noticia. Recuerdas que en el último telegrama nos informaron que Richard estaba cazando a tu madre, por eso mi madre la estaba moviendo, cambiándole domicilio cada poco, dijo Leo.
Si lo recuerdo, ¿que con eso?, ¿mi madre está bien verdad?, pregunta Ángel
Leo – Ángel te tengo que dar muy malas noticias, Richard encontró a tu madre y la asesinó en un callejón cerca por donde ella vivía, lo lamento amigo, lamento que me veas después de tantos días para darte tan cruel noticia, el mensaje nos dicen que no podemos volver porque si encontró a tu madre seguro sabe dónde y con quien estás tú.
Mientras Leo decía estas palabras, Ángel se quedó sin aire, como muriendo, sin decir nada, lagrimas corrían por sus mejías la mirada perdida como en el vacío, luego grita ¡Maldito! Varias veces, Leo no sabía si se lo decía a él o al despiadado Richard, pero al final exclamó ¡ Maldito seas Richard de Flades! Leo por favor quiero ver a mi madre agiliza lo mas que puedas este barco quiero ver a mi madre por favor.
Leo – Ángel no podemos hacer eso nos faltan varios días para atracar en casa, además, el conde de Flades anda tras tuyo ahora, recuerda que todo lo que ha pasado, es lo que tu padre y tu madre han querido por eso han ofrendado hasta sus vidas para que tu seas libre y vivas feliz.
Ángel – Libre soy Leo, ya no soy esclavo de nadie, por favor volvamos
Leo --  no conoces la maldad de Richard a el no le importa si la esclavitud fue abolida a él le importa cazarte y darte muerte
Ángel – Leo no lo entiendes, el no quiere darme muerte, el me vio mi persona completa desnuda en el rio, la última vez que me vio y desde aquella vez que mi vio, él quiere otra cosa de mi, siempre lo ha querido.
Leo – No podemos volver  Ángel por favor entiende.
Ángel – Por favor amigo volvamos, si no volvemos yo moriré en este barco, a mi no me interesa vivir, mi motivo era mi madre, ahora no tengo mas motivos para seguir viviendo, si Richard me mata ya no importa, no tengo a nadie más en esta vida, si no volvemos, te juro que me lanzo al mar. Esto lo decía mientras Ángel lloraba como nunca en su vida había llorado, llora porque la maldad nunca los había abandonado, llora porque no entendía como un ser puede ser tan despiadado, entre llanto y sollozos pedía volver a ver a su madre, aun así fuera en la muerte, pero deseaba verle por ultima vez.
Leo veía como su amigo se consumía de tanto llanto, se le despedazaba el corazón, verlo sufrir tanto, sus ojos se aguaron, pero como macho aguantó el llanto para poder dar fortaleza a su amigo que deseaba hasta morir para unirse con su madre,
Leo – Si te mueres yo quedo solo en este viaje, ves, por eso nos hemos hecho como hermanos, no te quites la vida, por favor vive, si, tienes a alguien que te quiere, tu eres como mi única familia cercana y la familia lo es todo para mi, por favor no digas que quieres morir, porque si mueres me dejarías a mí, sufriendo por ti, porque te amo como mi hermano. Leo dice esto mientras le abrazaba con ternura y cariño y mientras hablan, así de repente, sus miradas se vuelven a fundir y con un tremendo que Ángel le da a Leo, Ángel logra acallar su incesante llanto en los labios de Leo. Leo queda, furioso consternado y desorientado cuando Ángel cometió aquel error, Ángel libera los labios de Leo y le dice, Leo, solo por ti viviré pero no me desprecies más. Leo responde: Solo no te quites la vida, vive por ti y para ti y por nadie más, dijo Leo, mientras salía despavorido de aquel camarote, tratando de borrar aquel beso de sus labios, enojado por aquella acción de su amigo, pensando que únicamente que se dio, por lo frágil que está en este momento su amigo, y por aquella cruel noticia, por hoy lo toleraré, se dijo Leo.  Ángel no sebe en realidad que fue lo que pasó, la noticia de la muerte de su madre no le dejaba pensar con claridad, sabía que Leo se había permitido ser besado apasionadamente, por qué,  no interesa, Ángel ya resolvía encontrarse con sus padres en el más allá, y evitar más adelante el desprecio o la furia de Leo, sabía que Leo en su posición, nunca volvería a corresponderle que eso solo fue un impulso del momento y sabía muy bien que no le era lisito seguir pensando en ese beso, por lo que se concentra en el suicidio. Mientras Leo corre aferrado, hasta su camarote pensando en lo que había hecho, ¿Por qué lo hice? Se preguntaba, ¿qué es lo que he hecho? Se decía? Confundido y desorbitado nunca en mi vida me había pasado esto, maldigo el momento en que conocí a Ángel se decía, sintiéndose culpable, porque sabe que fue él quien permitió que aquel tremendo y apasionado  beso sucediera.
El curso del Dalia Marinera se cambió, los días pasaron, casi normales, Leo hablaba con Ángel, pero trataba de evitar, hablar de lo sucedido aquella tarde noche, Ángel a su vez, estaba planeando su escape y partida en alta mar, Leo a pesar de que trataba de evitar hablar de ambos temas con Ángel sabia que el comportamiento de Ángel delataba que algo estaba tramando y que algo va mal, por lo que decidió perseguir los pasos de Ángel para evitar que cometiera una locura, en alta mar o en cualquier puerto a visitar.
Richard realizo un contrato con unos piratas para atacar al Dalia Marinera, zarparon pues, teniendo contactos en distintos puerto, no amigos, si no simplemente quien le diera información. Uno de esos informantes notificó a Doña Dalia por telegrama que Richard de Flades estaba indagando que rutas y cuales serian los destinos del Dalia Marinera y que según le notificaron se había embarcado con unos malvados piratas, Dalia notifica a Leo que tengan cuidado, dando la noticia que al parecer Richard iba a cazarlos, que era mejor volver a casa, por lo mismo Dalia alertó a sus abogados y amigos para haciendo la denuncia para que le dieran protección a su hijo y a Ángel porque el despiadado Richard aun sudaba venganza. Las autoridades solicitaron la ayuda a otras naciones, porque piratas estaban involucrados en el asunto.
El Dalia habia zarpado anteriormente del puerto de Queenstown de la República de Irlanda, y se encontraba en Cape Liberty, Nueva Jersey, Puerto de Nueva York, desde allí recibió el mensaje donde, decidió regresar  para Puerto del Golfo Dulce hogar,  a casa, en el camino de retorno, en alta mar una tormenta azotaba el Dalia, esa día en especial vio Leo a Ángel portarse tan diferente, tan especial, que decidió no dejarle solo ni un momento, la tormenta arreciaba, las noche llegaba, las horas transcurrían, Richard poco a poco le daba alcance al Dalia Marinera, Leo vigilante que Ángel no fuera a cometer el suicidio y Ángel planeando su despedida, exactamente esa misma noche mientras navegaban en el profundo océano Atlántico de regreso a casa.
Ya en horas de la madrugada Leo por el cansancio se queda medio dormido de repente siente que alguien pasa apresurado a su lado, por lo que se levanta y corres tras de aquella sombra que pasa a su lado sollozando, se apresuró porque le llevaba buena distancia, aquella silueta subió todos los escalones a prisa y llegó al final de la proa del Dalia, subió a la baranda, mientras el viento, la lluvia y los relámpagos, descubrían a Leo, que Ángel estaba por lanzarse al mar aquella madrugada tormentosa.
Leo – ¡Ángel por favor no lo hagas espera, yo voy por ti!
Le gritaba con toda su fuerza, Ángel apenas y logró escucharle por el ruido de la tormenta.
Ángel escucha a la distancia como un murmullo de los gritos de su amigo y vuelve la mirada a donde Leo está, Leo continua los pocos pasos que le quedan para llegar cerca de su amigo, Ángel.
Ángel – No te acerques Leo, como te lo dije aquella noche, hoy me uniré con mis padres, estoy decidido no intentes detenerme, no hay nada que puedas decir que me haga cambiar de opinión.
Leo – por favor Amigo recuerda que me tienes a mí, tu eres como mi hermano, recuerda lo que te dije aquella noche en que tu me besaste, además tú has notado que ya no he sido tan distante de ti, eso es para demostrarte que me importas, Ángel yo te amo, tu eres mi hermano, no lo hagas por favor, no me abandones tan cobardemente
Ángel – ¿que tu qué, Leo?
Leo – si Ángel  yo te amo, como un hermano, un amigo, tu eres la única persona que tengo en la vida, por favor, no te lances al océano, yo he decidido que puedo afrontar todo contigo, yo te apoyaré fielmente, siempre estaré a tu lado lo que decidas hacer de tu vida, será tu decisión, y eso que te afecte solo a ti, pero no te lances al mar, quédate con migo por favor, decía mientras su voz se quiebra por angustia de ver a su amigo intentando, quitarse lo mas preciado que existe, la vida, la lluvia no permitía ver  lagrimas, pero su voz denota que está sufriendo, que está hablando con toda la sinceridad de su corazón.
Ángel -- ¿Por qué  me detienes Leo, yo ya tome una decisión? Qué sentido tiene que yo siga viviendo, ahora yo ya tomé mi decisión, yo quiero que me ames, si, pero me ames, como un hombre ama  a una mujer, sé que hay reglas y prejuicios que nos lo pueden impedir pero yo te amo Leo y no puedo vivir si tu no me amas como yo deseo me ames, si me amas te tendré a ti, pero si no me amas como yo lo deseo, no tengo a nadie.
Leo – Si te lanzas yo me lanzo contigo, ¿no entiendes que si te amo?, pero como un hermano ama a su hermano, no puedo amarte como me pides, no son mis gustos, tu eres mi amigo mi hermano, pero no te quites la vida tan cobardemente, enfrenta tus problemas con entereza, pero no hagas un acto tan cobarde y vil, huyendo de ti nunca resolverás nada, así no se resuelven problemas. Por favor dame la mano y deja de pensar en esta locura, vamos a un lugar seguro.
Ángel – No pienses que me persuadirás, no me importa ya no quiero vivir, dices que estarás con migo siempre, pero solo lo haces para que yo lo crea, con el tiempo te alejarás de mi como ya lo has planeado y luego te olvidas de mí de una vez y para siempre.
Leo – Te lo juro mi amigo, yo estaré en las buenas o malas contigo, no te juzgaré en tu decisión, será respetada completamente, solo déjame abrazarte. Le decía Leo mientras le intenta tomar por el brazo a Ángel.
Ángel – ¿En verdad harías eso por mi Leo, en verdad, te enfrentarías a todos y a todo por mi?
Leo – Te lo prometo amigo mío.
Ángel – No sabes cuánto he deseado escuchar eso, yo sé que si me permites explicar y contarte mi vida, intentaré ó te haré cambiar de la opinión que tienes respecto a mi procedencia
Eso se decían mientras Ángel se voltea hacia Leo, y Leo con toda su fuerza le abraza y levanta tirándole hacia un lugar seguro dentro del barco en cubierta, aprisionándole con sus fuertes brazos, evitando así una caída mortal en el mar, luchando ambos ahora están seguros en el piso del barco, forcejeando, Ángel para correr y lanzarse al mar abierto y Leo lo sujeta para evitar aquella locura, entre gritos y suplicas, luchan por unos minutos, luego quedan unos instantes en silencio, Leo dice, ¿Ángel ya estás calmado? y sin mediar palabras Ángel propina tremendo bofetón a Leo, recurso usado como su último intento en escapar de la fuerza de Leo, Ángel corre nuevamente para la orilla del barco, pero Leo lo toma de la camisa y por la fuerza de Leo aquella camisa se rompe y De un solo tirón Leo arranca la camisa a Ángel y de inmediato, Ángel cruza los brazos sobre su pecho, Ángel cae al piso por la fuerza con la que leo le rompe la camisa e intenta continuar con el escape, entonces Leo lo toma por los pantalones aquello pantalones desgastados también se rasgan por lo que  Ángel decide terminarlos de quitar, entonces Ángel queda semidesnudo, una extraña faja en su pecho y unos gruesos calzoncillos solamente le quedaban puestos, jadeantes y sin fuerzas Ángel Dice: ¿si yo no fuera hijo de de esclavos, me amarías como te lo pido Leo?, Leo responde, no es eso, es que tu y yo somos amigos, somos hombres y a mí me gustan y me enloquecen y fascinan  las mujeres, tú te ves femenino pero no eres una mujer, no puedo amarte como una mujer entiéndeme por favor, yo no soy como tu. Ángel dice, pero yo soy una mujer,
Leo—Que te sientas como mujer no quiere decir que lo seas.
Ángel -- ¡Leo lo juro Yo soy completamente una mujer déjame demostrártelo!
Leo -- ¿Cómo harás eso Ángel, lo que naciste siendo, no lo puedes cambiar a capricho?
Ángel – Por favor Leo sólo suéltame y te lo demuestro
Leo --  te suelto solo si me prometes que no seguirás con la locura de saltar del barco´
Ángel --  Lo juro solo déjame mostrarte.
Ángel utilizaba aquella extraña faja elástica en su pecho, la cual decía que usaba para soporte de la columna vertebral, con paciencia quitó aquel extraño ornamento, la sorpresa que se lleva Leo con la tempestad de la noche , dos discretas pero hermosas tetas cuelgan del pecho de su amigo, quedó anonadado, con los ojos como platos de la impresión, inmediatamente Ángel decide quitar aquello gruesos calzoncillos que llevaba, la tempestad de la noche le revela otra increíble y maravillosa sorpresa, Ángel en medio de sus piernas no lleva lo que, los hombres llevan colgando, ¿qué es esto, no tienes un pene y tienes pechos de mujer? pregunta Leo muy impresionado.
Ángel – Leo ¿qué es lo que ves? ¿Acaso ves un cuerpo de hombre? No verdad ¡Yo soy una mujer, yo no nací con pene, si no con que con una vulva, siempre he sido una mujer!, esto te he tratado de decir siempre, ¿ahora si puedes amarme Lro? Sólo si tu me amas yo podré vivir, porque tendré un motivo de vida Leo, porque yo siempre te he amado, desde que subí a este barco me he enamorado profundamente de ti.
Leo – Ahora veo, pero eso eras tan femenino, ahora entiendo, el por qué me sentía ligeramente atraído hacia a ti, aunque me molestaba con migo mismo por esa atracción, pero, ¡si, si eres una mujer en verdad!, creo que si me estoy enamorando de ti Ángel.
Ángel – Ámame Leo, no me desprecies mas, hazme tuya, hoy mismo me entrego a ti, bajo esta imponente la lluvia, quiero que me hagas tu mujer, le decía con lagrimas de suplica en sus ojos, mientras desvestía a su capitán, Leo estaba anonadado, petrificado ni siquiera se daba cuenta que Ángel ya le desviste, entonces sin darse cuenta, se funden en el más apasionado beso, el amor es correspondido entre aquellas dos personas jóvenes y encendidos en pasión, de vez en cuando se veían a los ojos y luego seguían en aquel beso y rodando por el piso de barco totalmente desnudos, no les importa la tormenta, los relámpagos y la lluvia, aquellos amantes se están entregando, Leo no espera mas y se arranca el resto de ropa que le queda encima, su lívido esta a mil, los relámpagos con su luz, revelan cuerpos completamente desnudos, por un momento se separan, Ángel se pone de pie y ve un cuerpo joven y escultural bien marcado, un adonis, los relámpagos revelan el cuerpo de Leo tirado en el piso, Ángel se queda hipnotizada, es la primer vez que ve a alguien de esa manera, desnudo completamente, se muestra un poco tímida porque es la primer vez que esta con un hombre completamente desnuda, Leo le hala hacia sí y le sigue propinando tremendos besos apasionados, la lluvia no apagaba aquel fuego que se encendió y que cada vez se hacía mas y mas fuerte.
Leo, como lo había hecho ya antes, con otras mujeres, daba tiempo a que aquella criatura perdiera el temor con sus besos y caricias, aun quedaba un poco consternado, pero el fuego de la pasión se le había encendido al ver aquel escultural cuerpo femenino que la tempestad le está revelando. Soy  completamente una mujer le dice Ángel, siempre lo he sido, es algo largo de explicar, pero ahora no quiero explicar, solo quiero amarte.
A Leo le brilla el rostro con mucha más alegría, muy en sus adentro creía que se sentía ligeramente atraído por su mejor amigo, y eso le molestaba, lo enfadaba, pero ahora lo entendía, su corazón no lo había traicionado, su gusto y deseo no había cambiado, de una mujer se estaba enamorando, con una sonrisa amplia, vio aquel cuerpo femenino totalmente desnudo, bien elaborado por el trabajo pesado que hacía en el barco, toma a Ángel de Luz y la pegó a su cuerpo y siguió amándole con más pasión, aquella madrugada bajo la lluvia aquellos dos enamorados se amaron una y otra vez se entregaron a la pasión sin medida sin restricción, la tormenta se disipó y aquellos jóvenes quedaron exhaustos, tan exhaustos que ni notaron que la luz del día estaba llegando, quedan en el piso tumbados, profundamente dormidos, totalmente desnudos. Los marineros al siguiente día los encontraron aun roncando, vieron que Ángel guardaba un gran secreto, era mujer, en verdad, su cuerpo tumbado y desnudo le había delatado, muy respetuosos buscaron cómo cubrir la desnudez de su capitán y del Ángel que estaba tirado a su lado, con cortesía los despertaron, aquellos amantes un poco asustados, salieron de aquel lugar un poco avergonzados, al camarote del capitán, allí nuevamente al amor se entregaron. Las horas pasaron y ya repuestos y bien acomodados, a las respuestas le dan espacio.
Leo -- ¿Por qué nunca me dijiste tu secreto?, lo tenias bien guardado.
Ángel – Pues ahora si puedo explicarte, si ahora me lo permites, claro, ¿te acuerdas cuando de quería decir algo importante, y tu no me dejabas?, si dijo Leo con la cabeza. Esto era lo que quería contarte, que lo supieras para que no te sintieras raro, yo no era un hombre yo soy mujer, nací mujer y te amo.
Ángel comienza a contar a Leo el por qué siempre sus padres le habían presentado como hombre: No querían que como esclava y con su belleza, sufriera en manos de sus amos, iba a ser un tormento su vida, iba a ser vejada y violentada, abusada tal vez aún más que cualquier otra esclava, por eso siempre tuvo que aparentar ser hombre y como don Richard la vio desnuda aquella ocasión, en aquel rio, y que por esos motivos la subieron al Barco con Leo después de aquella cruel guerra y nuca tuve la oportunidad de decirte mi gran secreto, no me lo permitiste.
Leo – Yo estaba asustado, porque veía tu coquetería  para con migo y pesaba que me estaba atrayendo  un compañero, y me enfadaba, con migo y contigo por eso, pero que me alegra y me siento muy dichoso que seas una mujer, y que me hayas regalado tu castidad, ahora sé que no he cambiado mis gustos, por las féminas, ahora no tengo que temer a nada o a nadie, ni que enfrentarme a nada, no estamos quebrantando ningún sacramento.
Ángel – ¡pero yo no soy de tu clase social, soy hija de  ex esclavos!
Leo --  eso no es importante para mí, yo temía enfrentar perderte como amigo, si yo no te aceptaba con tu inclinación de gustos diferentes, según mis ideas, me sentía entre la espada y la pared, porque soy sincero, me sentía de cierta forma atraído a ti, pero si hubieras sido hombre, jamás hubiera pasado lo que ha sucedido ahora, te vuelvo a repetir, solo me fascinan las mujeres, mi amigo Ángel, pero no quería que te suicidaras, no quiero que te quites la vida, vive Ángel y disfruta del regalo más preciado que se nos es dado, pero ¡ahora ya los sé, no eres mi amigo, eres mi amiga y  mi mujer, Ángel!, ahora lo comprendo, las féminas son mi debilidad, por esa razón sentía aquella desconcertante y terrible atracción hacia a ti, creí o pensé alguna vez que yo estaba cambiado mi gusto, jajajajajajaja, pero ya veo que jamás sucederá eso.
Ángel – ¡Creía que nuestra diferencia social era el mayor impedimento entre nosotros, creí que a eso te referirías siempre!
Leo – Jamás veré diferencias sociales o económicas entre tú y yo, siempre evité que me hablaras de tu vida porque pensaba que eras homosexual y me incomodaba hablar de eso contigo, si, te amé como un mi amigo o mejor aún como un hermano, pero ahora te amaré aun mas como mi mujer, estoy extasiado, muy dichosos me siento, mi amor, que seas de verdad una mujer, mi mujer ahora, mi ojos y mi corazón todo son para ti, todo mi se es para ti, me estoy enamorando, pero ¿qué tal si ahora te llamamos Ángela, como debería ser?
Ángel --  No, mi nombre el Ángel de Luz Herrero Ferrara y así será hasta que muera, nací mujer y seguiré siéndolo hasta que muera, sin importar mi nombre.
Leo – claro amor no importa y  ¿Mariangel?, porque el mar ha sido el que me ha revelado y regalado Tu verdadera identidad, bueno no importa, eres mía y solo mía
Aquella pareja de enamorados jóvenes platican ahora tan felices planeando su futuro como esposos, que harían para rescatar a Doña dalia de la cárcel en donde estaba y las horas pasaron, entre platica y entrega de enamorados, bullicio y expoliciones que estremecieron el Dalia Marinera, gritos de la tripulación se escucha a lo lejos, de repente llegan a interrumpir a los amantes y Gritan capitán un barco pirata no está atacando, no están bombardeando, Leo se levanta apresurado, diciéndole a Ángel, amor no te muevas quédate y pase lo que pase mantenerte alejada de Richard, seguro que él es quien nos ha dado alcance, recuerda tu vida está en peligro. Ángel le responde, no amor donde tú estés yo estaré contigo, Leo le dice: no por favor esta vez quiero que si me escuches y hagas lo que te he dicho, quédate y mantenerte segura y no temas, yo volveré para que sigamos amándonos.
Leo llega y ve como está la situación, esta crítica, los piratas están bombardeando fuertemente el Dalia Marinera, del Dalia también están contraatacando, bombas y flechas incendiarias son disparadas desde el barco pirata, mientras intentan acoplarse por estribor al Dalia, desde el dalia se defendían, pero el Dalia estaba siendo destruido, Capitán el agua está entrando, nos hundimos gritaban los marineros, luchemos defendamos nuestro barco hasta las últimas ya viene el apoyo de las autoridades, mientras el Dalia se  hundía en el océano atlántico, el barco pirata logro acoplarse al Dalia, los piratas abordan el Dalia, la lucha ahora es cuerpo a cuerpo, Leo logra ver a la distancia a Richard de Flades, por lo que manda a uno de su Teniente que vallan y saquen a ángel y protéjala y tráigala con migo, el Dalia se hunde, le Dijo Leo a su teniente, Richard ya está a bordo del Dalia, en el barco pirata, gritan Capitán a su capitán, agua entra al barco, Separémonos y alejémonos grita el Capitán del Barco Pirata, Don Richard, debemos abandonar el Dalia, porque se hunde y nos hundiremos con ellos, le dice a Richard. Richard responde, ya estamos ganando avancemos, que no nos atormente el mar, no don Richard es momento de la retirada, volveos al barco grito el capitán pirata y su tripulación obedeció el mandato, excepto Richard y su comando que llevaba con él ustedes síganme les grito Richard, aquellos pocos hombre siguieron a su jefe Richard, cuando Richard devuelve la mirada donde Leo se encuentra Ángel está a su lado y corre hacia ellos, sus hombres están siendo diezmados, Leo se da cuenta que Richard va directo a ellos, por lo que ordena a su Teniente, llévese a Ángel y manténgale a salvo, mi capitán!, es una orden teniente, si mi capitán, vamos Ángel, decía el teniente mientras se lleva casi a la fuerza a  Ángel, el teniente con ángel y llegaron al área específica donde deberían estar, para salvar la vida al hundirse el barco, el teniente coloca salvavidas a ángel y el también se coloca uno, teniente por favor de uno extra para cuando venga Leo, dice Ángel, claro le dice el teniente, sujétese Ángel que nos hundimos, le dice el teniente.
Richard --  Al fin te he encontrado condenado muchacho, tú tienes algo que me pertenece y vengo a quitártelo.
Leo --  No Don Richard, no en este barco, no hay nada  abordo que le pertenezca.
Richard --  Claro que si, posees a mi esclava, Ángel, y me pertenece.
Leo – La esclavitud ya fue abolida! Usted ya no posee ni un solo esclavo, mucho menos a  Ángel
Richard --  me importa un comino la abolición, yo vine por algo, y yo nunca regresaré con las manos vacías.
La batalla  continua recia, de vida o de muerte en aquel agonizante barco, Leo y Richard luchan con espadas entre si, luego pierden sus espadas y continúan la batalla cuerpo a cuerpo, mientras el Dalia se hunde, un movimiento de éste agónico barco, causa que sobre Leo caiga un trozo de madera muy pesado dejándole indefenso ante Richard de Flades, éste no pierde la oportunidad y corre por una espada y la hunde en el pecho de Leo, Ángel y el teniente miran atónitos aquella cruel escena, Ángel grita, Leo, no podía creer que su Leo también está siendo asesinado por el cruel y despiadado Richard, el Dalia Marinera sigue hundiéndose por la popa, Leo clava su mirada en Ángel mientras su espíritu poco a poco abandona su cuerpo, y con sus últimas fuerzas grita, Mi Ángel de Luz, mi amor, vive por ti y vive por mí, entonces expira, Richard corre a afianzarse a un barandal para no caer al mar mientras el barco se está terminando de hundirse, Ángel Forcejean Shayne Josh Salmoni el teniente del Dalia Marinera y logra soltarse, se arrastra por todo la cubierta con ayuda de la inclinación del Dalia que se hunde, logra quedar sobre el barandal donde Richard se sujeta para no caer al océano, y con toda su fuerza pisotea las manos de Richard haciendo así que Richard se suelte del aquel barandal cayendo sin remedio en el gran océano, Ángel solo ve como Richard se precipita al Océano de repente el barco colapsa y se hunde el final del gigante velero ha llegado, el teniente Salmoni se lanza para proteger a Ángel, cumpliendo el mandato que le dio Leo su capitán fallecido, entonces el Dalia Marinera desaparece en la profundidad del océano Atlántico, sus sobrevivientes heridos luchan por sus vidas en el mar.  


Un par de fragatas militares se llegan a aquella escena de destrucción y muerte, llegan en el momento justo y necesario, el teniente hace todo lo posible por mantener a flote a Ángel de Luz mientras el inmenso barco velero llamado Dalia Marinera desaparece para siempre en la inmensidad del océano atlántico, Ángel se desmaya y queda como muerta mientras el teniente, lucha para llegar a los botes salvavidas  que los marines han enviado para rescatar a los sobrevivientes.
Las horas pasan, los marines, inician el recuento de los sobrevivientes, y de los cadáveres ya recuperados, también se escucha el comentario, que un barco pirata se hundía unas millas adelante, pero con la sagacidad de los militares, marines, son arrestados,  toda la tripulación sobreviviente, entre los sobreviviente del Dalia Marinera, el teniente Salmoni, Ángel y Richard de Flades. Ángel esta como petrificada por lo terrible de su vida hasta este instante, piensa, hace unos días atrás, ella deseaba morir y su Leo rogaba para que viviera, ahora Leo estaba muerto y sepultado en el océano, Ángel esta como perdida en el limbo, el Teniente se encarga de todos los trámites para reconocer los cuerpos recuperados y acusa a Richard de Flades como el perpetrador de aquella barbarie, otros testigos también lo identifican, los Piratas hacen un arreglo con las autoridades y delatan el plan de Richard entonces es apresado y puesto con todos los delincuentes arrestados en aquella ocasión.
Llegando a casa el teniente le relata a Ángel, la situación del momento, ángel solo levanta la mirada y dice, ya no tengo por quien vivir, teniente, el teniente responde, claro que si Ángel, está la madre del Capitán en la cárcel, recuerda que tu y el capitán se instruyeron para cuando llegásemos a casa, ayudarían a Doña Dalia a salir de prisión, recuerda las ultimas palabras del Capitán.
Doña Dalia tras las rejas llora haber perdido a su hijo, doña Dalia también pierde toda razón de vivir, ya no le interesa estar libre o en prisión, hasta hora sus planes casi están fracasados, Daniel y Jacinta muertos, y ahora hasta su hijo fue asesinado por el despiadado Richard, el único consuelo, Ángel sigue viva y Richard ahora está en manos de las autoridades. El teniente  Salmoni hace que ángel recobre ánimos y lo primero que Ángel hace al llegar es ir a visitar a doña Dalia y relatarle todo, hasta es que llegaron a amarse aquella noche, Leo y ella, El teniente y Ángel reactivan el caso de doña Dalia y nuevamente luchan para lograr juntos la libertad de doña Dalia, todo el tiempo que dura aquellos encuentros en la corte y en la cárcel, en los tiempos de estudio, el Teniente hizo todo lo posible por conquistar el corazón enlutado de Ángel, no fue tan fácil, pero el Teniente con sus halagos, flores, chocolates y mucho más regalitos y con su buen parecer además de ser una extraordinaria y muy buena persona, logra darle luz a corazón de Ángel, un mes ha pasado, la alegría llega para los amigos de Dalia y para Dalia, Dalia queda en libertad, lo logramos se decían con tanta la felicidad, todo este tiempo Ángel sufría mareos y nauseas, otra mega sorpresa que llega en buen momento a la vida y motivos de vida a Dalia y Ángel. Ángel está embarazada, quedó embarazada en aquel encuentro pasional con Leo, solo un intento bastó para dar vida al amor de Leo y Ángel, la luz de la vida y esperanza les es devuelta La vida cobra un nuevo sentido nuevo reto para luchar, una nueva vida en gestación.
El tiempo transcurre cotidianamente. Ángel da a Luz un hermoso varón el cual llama Leo en honor a su amor Leónidas y padre de Leo, simplemente Leo. Dos años después el Teniente Salmoni le ofrece matrimonio a Ángel de Luz y pronto se casan en una fiesta amena, un año después de la boda, Ángel vuelve a concebir, a su tiempo da a luz una hermosa bebe, la cual lleva por nombre Mariangel de Luz Salmoni Ferrara y Ángel de Luz junto a su esposo el teniente y doña Dalia y todos sus amigos, entonces disfrutan de una vida plena y muy feliz y de paz y abundancias y bendiciones, al fin son muy pero muy dichosos y felices.
Richard de Flades se pudre en una cárcel, fue juzgado y encontrado culpable de todos los cargos que se le imputaron y le sentenciaron a cadena perpetua, allí  en las mazmorras sufre como nunca sufrió en su vida, lo abusan de todas las maneras que una persona puede ser abusada. Los años siguen pasando y son los años mas horrorificos que sufre el Conde de Flades, su nombre y su posición ya no le sirvieron ni servían de nada, el Conde envejecía y ni aun la vejez le libra de su tormento en aquellas mazmorras, el tiempo cobra su cuota y ya entrado en años la muerte pasa la factura y hasta entonces don Richard el Despiadado conde de Flades muere muy anciano decrepito y muy maltratado, en una cama de celda, solo y despreciado, saber cómo y con qué, el mas allá lo está esperando.
EL FIN.





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