Y no se cómo decirte adiós, porque nunca te tuve, pero debo decirte adiós, porque aunque aquí no estás, te hice parte de este corazón, 
llegaste como el viento y sin saberlo, saciaste mi ser, me llenaste con oxígeno de amor, pero es como un secreto profundo en mi corazón, lo se, fue por algo que llevo aquí adentro, algo que no se va, algo que a mi se queda aferrado, como niño no lo comprendía, pero ahora que ya lo se, no quisiera me haga falta, aunque es lo que me hace buscar poco o mucho de lo que hace sufrir, también es lo que me pegó a ti, como la hiedra que se adhiere a la pared y causó un sentimiento, que a mi parece amor, amor, loco amor, pero si es amor, ¿por qué me causa confusión?, y ya se me hizo un problema, porque el deseo de mi piel se entrometió y cuando te pienso, te pienso que nos hacemos uno, con fuego que arde solo y arrasador, pero arde sólo sobre mi piel y en mi interior, quemando mi razón, 
manchando mi cama por tanta pasión, perdón por la gráfica explicación, y es cuando la realidad golpea con fuerza, despertando a la razón, es donde la fantasía se escapa de la mente, y es cuando el vacío se hace grande en mi habitación, es entonces que la razón grita, no le tendrás jamás, aunque esté, no es, ni será para ti, por eso es que pienso cada día, ¿cómo puedo decirte adiós, sin tus oídos, que no me escucharán jamás y tus bellos ojos azules que no me verán marchar, cómo decir adiós a quién nunca me vio llegar?, pero debo decir, adiós amor, aunque sólo a mí cause tanto dolor, adiós amor, porque aunque tengo algo, en verdad, no tengo nada, adiós amor.
Y por qué no decir adiós?
No hay razón para decir que no!
Y no se si le haré bien a mi corazón.
(sólo ficción)
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