No sé si ya lo guarde acá tres asuntos

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Hola, lo se, hace tiempo que no te escribo, y no es porque ya no estés en este corazón presente.

Es que sin ser fisgón, en tu agenda percibo prioridades, mientras mis cartas aún esperan atención en tu buzón.

Es una razón, por la cual la distancia ya se nos entrometió, causando heridas que no hacen diferencia.

Densas nubes apagaron nuestro sol, y en nuestro jardín ya no hay color, perdimos de su fuego el favor.

Discúlpame amor, en éste estado ya no se cómo puedo llamar tu atención, y se que mi silencio afectó el valor de nuestro calor.

Comprendo que también es mucho de lo que nos ha afectado, descubrimos y perdimos un tesoro tan delicado.

Mas no quiero ser ése inapropiado, que se entrometerme en donde no aparece en un listado de invitados ya bien organizado.

¿Porque, quién soy yo para decirte qué es conveniente y quién no es eficiente o suficiente? ¿Quién soy yo para aconsejarte? !Nadie, nadie!

Entonces ¿Por qué interrumpir esos momentos en los que no soy requerido en momentos acontecimientos importantes?

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Sí; voy de paso, porque como hoja seca, voy a donde el viento me arrastre y mi camino es desconcertante.

Mas el camino que en verdad deseo seguir, es muy angosto, y que al final,  tiene una puerta mas estrecha por donde se anhela pasar y entrar al jardín en donde de nada hay escasez.

Pero veo un desvío, el camino que me lleva a ti, pero me parece que está hecho de papel, y lo rodea el fuego y el mar, es verdad aunque parezca una ideotez.

Ves, es mejor ceder el lugar a quien, para ti, si puede tener peso de importante, y puede que así, no pierdas tu valioso tiempo, digo, tal vez.

Mas, me sería tan reconfortante, saber que me vas dejando señales, de que puedo volver a respirar, de tu amor aunque sea solo una vez.

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Encontrarte, desearte, hablarte, confabulamos y la mentira casi fue cómo obra de arte, por ello no pude poseerte y me es frustrante, ¿para qué apareciste en mi vida?

Me quedará esa marca por la herida, una cicatriz se quedará para toda la vida, las consecuencias de no sincerarnos, y de inmediato, emprendí la huida.

Porque contigo, así de repente, llegó una emoción, mas por decepción, en un instante se encendió la razón.

La duda abrazó al corazón y siendo así, me cuesta mostrar una sonrisa fingida, me cuesta usar hipocresía. 

Quiero ser fuerte, engañarme, y no quiero voltear, para no verte, porque bien lo sé, es por cobardía que me miento, poque en verdad te quiero cada día.

Pero la verdad, no comprendía lo que tu me ofrecías, ¿unas migajas de caridad?, cómo un perro vagabundo vivía, y creo por ahí me dejaste, en una esquina.

Aunque mudo no te quedaste, mas de lo que hablaste, no hubo claridad, y esas migajas, aunque satisfacían, dejaban vacío a mi corazón y también heridas. 

¡En donde también abrias mi ilusión!, y mi corazón, sólo te pensaba con amor, e incita a mi piel a desear de tu miel, a pedir de tus brazos calor y del sabor de tu piel.

¡Qué dolor, nunca te tuve!, y te extraño, y aunque me duela, debo tragar y callar esto que por ti siento, no lo demuestro, y me hace tanto daño, como un trago de hiel.

Me gustas, mas eres mi triste deseo, porque aunque te veo, tenerte, aunque quiero, no puedo, frustración, la causa de que escape y en soledad siempre aterricé.