¿Invisible o indeseable? El caminante realmente no lo sabe; si sabe que es ignorado, yendo vulnerable y sediento, torpe; aunque sea diligente.
Incauto, iluso viajero, creyendo que podía rolar su corazón herido y maltrecho, tan sólo porque alguien alborotó sentimientos que de lo profundo del alma levantó, aunque nunca se deseó, fuesen desenterrados, de donde estaban sepultados.
¿Qué le queda por sentir al caminante? Pues, ¡que ya sabe que no estaban esperándole en el paraje, y ya en el sitio, se percató que, quien aquellos sentimientos resucitó, pasa a disfrutar, luego se escabulle y se escapa.
Una chispa le bastó al corazón del peregrino y al final todo se salió de control; y ¡Quien queda difamado, y sin enterarse, de qué pasó! Siempre, es el inocente amor y el culpable, es el corazón.
El peregrino va pensante, creyendo que un poema y una canción, pueden alegrar y despertar, hermosas emociones y estimular bonitas ilusiones en un ser, a quien busca entregar verdadero amor; mas a él sólo le envuelve el sollozo y desencanto.
lluso y tonto viajero, no es ignorante, mas no aprende, no cambia, no entiende; que no todos tienen en el alma miel, como en la de él, por eso siempre vive estando al borde del precipicio y en guerra y le abandonan al inicio, o en plena faena.
Qué pena, que pena, el viajero otra vez se queda solo, al ire tirando la vida, peregrino con agobio, pues ya parece que es algo que se le hace obligatorio, y es cuando se percibe frustrado y desamparado, y siempre queda un sentimiento de haber siendo usado.