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sábado, 20 de febrero de 2021

Me enseñaste a vivir sin ti.

Ser tan dependiente de ti, 

Amarte tanto como te amo, y de mi cama verte partir. 

Es cuando comienzo a sentir, que el aire no me hace falta, porque es tu ausencia la que de a poco me mata.


Verte llegar cada jueves, para darnos a nuestra pasión, y pocos días después, por una llamada, verte salir corriendo, como quien escapa, de cualquier prisión.

Y ahora, ya de lejos sólo un; adiós amor, ya sabes, asuntos del laburar, obligaciones, tengo que partir; y mi corazón comienza a llorar. 


¿A quién piensas que engañas, cuando mostrando los dientes, algo asientes? ¡No creas que es a mi! Se cual es tu prisa, y no es que yo sea masoquista, pero si que me pone triste esa sonrisa. 


Sólo soy paciente, porque te amo tanto así, y en mi amor no hay falsedad; aunque me duele, cada vez que me dejas en los brazos de la fría soledad. 

Pero de tonto, no tengo tanto, mas aún así yo te espero aquí, mientras te pienso, en medio de esta humedad.


Se muy bien, cuales son las obligaciones, si de trabajo hablamos,

Mas en ello, yo hago que el tiempo se ponga de mi lado, para que de mi amor, contigo pueda compartir y darte mi atención y todos mis cuidados.


Mas conforme los días fueron pasando, la ausencia de tu tiempo se fue acumulando. 

Una parte de nuestro hogar se fue congelando.

Y para mi ya casi no estás, y es así, como me enseñaste a vivir. 


Entonces aprendí también a vivir así, sin ti. 

Ahora puedo dejarte y ser libre, abrir mis alas y de ti puedo partir bien lejos. 

Yo a mi me prometo, que siempre seré feliz, y a pesar de todo, lo mismo deseo para ti. 


Porque éste amor es mío y a donde voy, conmigo va, y tú, un día serás solamente un recuerdo del ayer, como neblina que se disipa y se va del camino. 

Y tal vez te recuerde como se recuerda a una amiga, pero una que un día fue mía.

Mas tú, nunca olvidarás todos los días que te di. 

Los momentos que te hice gemir, por las explosiones de placer, del gozo que te di, cuando en nuestra cama ardías, mientras nos entregamos y nos devoramos.


Pero me enseñaste a vivir sin ti.

Porque lo que tienes es como enfermedad, no conoces lo que es fidelidad. 

Me obligaste a decidir, sin siquiera que, una palabra tuvieras que decir. 

Tus acciones fueron más contundentes, que cualquier palabra que de ti pudiera salir.

Mas con toda libertad hoy te puedo decir. 

Adiós amor, ya aprendí a vivir sin ti.

Porque así me enseñaste a vivir.

Me enseñaste a vivir sin ti.

(con matrices de una realidad) 


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