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domingo, 10 de marzo de 2024

Hasta entonces.

Vivimos en una búsqueda constante.

Tenemos una grande necesidad, que no se complace, no se llena con nada, ni nadie.


¿Riquezas, lujuria, sexo, novio, novia, esposo, esposa, mezcla de sensaciones, sentimientos y emociones, amigos?

¡Amigos. Pero amigos con derechos!


¿Qué buscamos?

¿Por qué buscamos?

¡Es porque creemos sentir que lo necesitamos!


Sí, tenemos necesidad, una muy grande y profunda necesidad. 

Pero al intentar suplir o satisfacer esa necesidad. Nos equivocamos tanto o demasiado. 

Y de apoco nos vamos destruyendo, y también vamos dañado a otros a nuestro paso. 


Fornicaciones, drogadición, borrachera, practicas de homosexualidad, adulteraciones, hurtos, asesinatos, torturas, discriminación, todo tipo de violencia, placeres que son efímeros. Un instante, una ilusión.

Todo eso y más, nunca llenará nuestra más profunda necesidad.

Porque, aunque lo tengamos, y lo practiquemos, y parezca que nos complazca, todo sólo es una adicción, se debe seguir practicando, consumiendo, constantemente, para seguir en un falso y corto sentido de placer, alegría y de felicidad. 

Falso.

Porque no llena la plenitud de nuestra necesidad, porque seguimos buscando. 


¿Pero en realidad. 

Qué es lo que buscamos?

¡porque necesitamos llenar a plenitud; nuestra máxima necesidad!


Lo que en realidad buscamos, lo que necesitamos, es la fuerza de nuestra esencia, de nuestro origen. 

En realidad buscamos y necesitamos la energía que nos dio un principio. 

Si somos creyentes en un Dios o politeistas. Buscamos y necesitamos a plenitud de nuestro hacedor. 


Si se es ateo. Buscamos y necesitamos, esa chispa o esa nada, nada, que de nada, ordenó todo, tan hermoso, maravilloso y perfecto, fauna, flora, cielos, dimensiones, tierra y mar. 


La verdad, viene un tiempo, en el cual estaremos frente a ésa fuerza, ésa energía que nos dio el ser, lo que pudimos y debimos ser.


Entonces sabremos que, sencillamente, nosotros decidimos, y no quisimos vivir en la plenitud de, paz, calma, alegría y felicidad, a lo que dijimos no, para llenar nuestra máxima necesidad. Porque discorda con nuestra errónea ideología de placer y felicidad.


¡Y, cómo, si soy ateo!

Bien, entonces habrá nada, nada, nada.

La fe de un ateo está en la nada.


Pero todos, creyentes o ateos, llegará el momento en que encontraremos lo que en realidad, es nuestra máxima necesidad, y entenderemos que tuvimos más de una oportunidad, mas no quisimos hacer, lo que sí, podíamos y debimos hacer.

¡Hasta entonces! ¿Ya será tarde, o en tiempo prudente?

Hasta entonces. 



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