Me fue difícil aceptar que ya te perdí, mientras a esta hora, sigo queriendo tenerte una vez más aquí.
Uniendo nuestras almas, extasiarnos entre juegos, mientras inventemos un ruego.
Implorando, para que volemos y estemos siempre juntos, disfrutando la eternidad.
Dueños de nuestra libertad, con toda intensidad.
Mas a esta hora, sólo me acompaña con su frío, la inseparable, amiga soledad.
Y aún, entre una multitud, se que me haces falta amor.
¿Dime, por qué te me vas?
Llega el fuego, es de ti mi deseo, y ya no te poseo, y me haces tanta falta amor.
¡Así, es que te llevaste mi paz!
Mi pecho se congela en silencio, y de mis párpados fluyen gotas, agua de sal, dolor es el precio.
Pues me haces mucha falta amor, y yo sólo deseo, amarte una vez más.
Navegar en tu cuerpo cómo en un mar.
Y me obligas a abandonarte y no quiero dejarte atrás.
Toda una escultura de mármol, la figura de tu ser, mi dulce refugio de felicidad, cuando me ofreciste tu querer.
Sin saber, que tu ausencia despertaría en mi, tanta necesidad, yo ya no la puedo contener.
Caigo en cuenta que ya no estás,
¿Se acabó tu querer?, !duele así el final¡
Porque es a esta hora, cuando mi piel ansía del calor de tu piel.
Es a esta hora que deseo tanto del sabor de tu miel.
Mis manos se descontrolan sobre mi ser. Y el silencio grita:
¡Me haces tanta falta amor!
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