Ecos.

¿Será que nos entendimos? 

¿Será que nos complementamos? 

¿O sólo fingimos y fue una simple, pero buena actuación entre los dos?

Pero lo gozamos, hubo mutua satisfacción. 

Hipocresías bien ocultas para aprovechar la ocasión. 

Si fue actuación, fue poca la equivocación. 

Pero ya lo tengo claro, no tenemos conexión. 

Y no tengo por qué preguntar al Creador.

Porque su respuesta, es si, pero también no, porque ahora, quien decide, soy yo.

Mi acierto, o mi equivocación, mi resolución. 

Son sólo ecos de aquellos fogosos encuentros. 

Ecos de dos corazones, latiendo al compartir la vida, a su son. 

Al ritmo y la pasión, de dos amantes que están aprovechando la ocasión. 

Ecos de algo que fue, donde no existe un tu y yo, sólo deseo y confusión. 

Ecos en mi conclusión, ecos del océano de deseos, de mi corazón. 

Lejos, lejos de ti, pues tu maldad descubrí, más que estafa, eres pura extorsión. 

Créeme que no miento cuando digo que busqué una conexión. 

Que nos uniera más allá de una ardiente habitación. 

Eso que se encendiera y  nos fundiese en una fuerte relación. 

Pero no encontré el motivo para nuestra unión. 

Para entregarte mi mente, mi cuerpo y también mi corazón. 

Más de una noche y no hubo conexión. 

Más de un día y no hubo esa sensación, por tenerte con desesperación. 

No hubo nada, porque eres mala, ni tu belleza me atrapó, y en mi presente, mi propia desilusión.