Odio ser como soy, porque quisiera hacerlo mejor, odio tener algo que no pedí yo, algo que nunca quise y ni quiero hoy, odio si se dice lealtad y confianza, cuando hipocresía es lo que más se aplica y con ello llega la desconfianza.
Odio odiar, cuando es posible perdonar porque es posible amar y es posible ser sincero sin la muerte alborotar, odio la falsedad y que de la buena voluntad busquen en que se pueden aprobechar, y odio todo lo que hace mal.
Odio que odien, que de mi intimidad, deseo completa privacidad, odio que me amenacen con exponer lo que sucedió entre dos en una habitación, en la intimidad, porque piensan que exponerse es libertad y al contrario, odio vienen a despertar, por puro odio y deslealtad.
¿Respeto e inclusión? Cuando sólo muestran hipocresías, chismes, burla y completa descriminacion, sin importar a quien mandan a la frialdad de un mausoleo, a esa la soledad.
Odiar el odiar, lo que si es posible; y lo que se debe odiar, intromisión, deshonestidad, hipocresía, falsedad y deslealtad, vaya que no es tan difícil de odiar.
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