Quise alejarme de ti, porque creí tener la suficiente fuerza para olvidarte y verte partir.
Pero no es fácil, si tu eres un alma que sin provocar enamora y cómo hiedra incrusta profunda su raíz.
Lo confieso, no lo logré y aquí estoy otra vez, corriendo tras de ti.
No te olvidé, nunca te dejé escapar de aquí;
De mi mente y de mi corazón, no te permití salir, porque mi alma para ti yo abrí;
Te otorgo un poder cómo de dueño, que se apodera de mi sueño;
¡Y qué importa!, si tú, eres lo que yo ahora quiero.
Qué dicha sería la mía, si desde un día, por entero y por completo, tu fueras sólo para mi.
Es mi sueño y, ¿quién mis sueños puede impedir?, aunque sea sólo en la imaginación ya eres de mi.
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