Yo que por ti esperaba a la orilla del mar, para unirnos y así juntos poder disfrutar.
Llegaste pero en el proceso de nuestro encuentro, mostraste tu yo real.
Disfrutamos un tiempo sin igual, varias fantasía hechas realidad.
Me escuchaste pero no me quisiste entender, percibí tu frialdad.
Me hiciste sentir lo que no había pensado vivir, podría decir, que fue delicioso y fatal.
Pero destruiste la ilusión, de que aún era posible, seguir sin pensar en un abrupto final.
Porque entre tu y yo, sólo existía tu razón y no te importó lo que sentía mi corazón.
Y no pudiste entender que yo soy libre en mi jaula de luz y barras de cristal, para mi es lo normal.
Mas en el proceso descubrí que fue mejor dejarte en libertad
Y lejos de mi, avances y vivas, como quieras vivir, para que ya no me trates mal.
Fue mejor, porque pude comprender que entre tu y yo hay una diferencia abismal.
Separados el uno del otro, puede ser más útil, sin terminar en calamidad.
Pero en el proceso de mi andar, a éstas alturas o a esta edad.
Es cuando ya comienza a ser una molestia la soledad y me pregunto.
¿Será que me equivoque, al no poder cambiar a tu deseo y voluntad? Algo retórico en verdad.