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miércoles, 29 de junio de 2022

Confesión: la neuropatia, y una adición


Cuando quiero sentir una vida normal, o cómo se sentía lo que se puede decir normal, dejo de tomar los medicamentos que consumo aliviar un poco la tortura de la neuropatia.


Pero cuando quiero sentir aquella normalidad de esa vida, es cuando más sufro, porque el dolor se pone peor, la abstinencia me haces desesperar, porque a estas alturas mi cuerpo me lo exige porque soy un adicto ya.


Y las áreas que son afectadas por la neuropatia periférica, se prenden en llamas, duele y arde, quema y desespera.


Entonces me inunda la frustración,  cuando me doy cuenta que ya no sé cómo o qué es sentir o vivir una vida normal, y esto alimenta cada día más a la depresión.


Y cuando ya no puedo soportar más, voy corriendo por la droga, el medicamento, porque sé que no sobreviviré en la aflicción, y lo triste que sé que es lo peor, es que nunca se va a terminar; los neurólogos visitados no encuentran una solución.



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